Sandra Isabel Jiménez Mateos *
Theodor Herzl, el creador del sionismo, nació el 2 de mayo de 1860 en el entonces Reino de Hungría, en el condado de Pest, en lo que hoy es la parte oriental de Budapest, pero que entonces eran dos ciudades separadas.
Sin embargo sus inicios políticos no fueron en este sentido, tanto que durante su juventud frecuentó una asociación llamada Burschenschaft, que aspiraba a la unificación alemana, bajo el lema ‘»Ehre, Freiheit, Vaterland'» (Honor, Libertad, Patria); era un judío asimilado, y sus primeros trabajos fueron novelas por entregas, descriptivas y no políticas.
Creció en el seno de una familia judía, parte de la burguesía emergente de la época; estudió en una escuela judía hasta los diez años y después fue enviado a una escuela laica de la que salió por el antisemitismo existente en la misma; después fue matriculado en una escuela evangélica, en la cual la mayoría de los alumnos eran judíos. A raíz de la prematura muerte de su hermana, Paulina, en 1878 su familia se trasladó a Viena, entonces capital del Imperio austrohúngaro, donde estudió y obtuvo un doctorado de Derecho de la Universidad de Viena en 1884. Trabajó en esta profesión por un corto tiempo en Viena y en Salzburgo, pero después de un año se dedicó casi exclusivamente a la literatura, a la dramaturgia y al periodismo.
En 1891 se volcó al periodismo; asumió la corresponsalía en París del influyente periódico liberal de Viena, Neue Freie Presse, “Prensa libre nueva”, un importante diario de referencia en el Imperio austrohúngaro, representante de la corriente liberal austríaca.
En París se implicó con el “problema judío”, como lo denominaban los antisemitas, en 1894.
Con esa nueva posición y como corresponsal del “Prensa libre nueva”, asistió en París al proceso del caso del Capitán francés judío Alfred Dreyfus, a quien acusaban de espiar para Alemania, y al que declararon culpable solo por el hecho de ser judío. Los hechos le hicieron tomar conciencia del poder potencial del judaísmo internacional.
Asistir a este caso y a la agitación antisemita que se generó en torno al mismo fue lo que le convirtió definitivamente en sionista, según sus palabras.
Su obra principal fundadora del sionismo es “Der Judenstaat: Versuch einer modernen Lösung der Judenfrage («El Estado judío: ensayo de una solución moderna de la cuestión judía»), que se publicó en febrero de 1896, donde asentaba que la solución al “problema judío” era la creación de un estado judío independiente y soberano.
Aún así fracaso en su intento de atraer a los judíos más acaudalados e influyentes de la época, como el Barón Hirsch y el Barón Rothschild. De hecho, en un principio, el texto no fue muy bien recibido: en los ambientes judíos liberales y asimilacionistas de Europa Central y occidental, se consideraba una quimera más. Tampoco fue de agrado en las sinagogas, donde se percibió como contrario a las enseñanzas religiosas. Por otro lado, sus ideas fueron recibidas con entusiasmo por las masas judías, que lo consideró como un moderno Moisés.
Se convirtió en el líder internacional para reclamar la creación de un estado judío que debía basarse en la pureza racial de sus ciudadanos.
En agosto de 1897 reunió en Basilea, Suiza, al Primer Congreso Mundial Sionista; fundó la Organización Sionista Mundial de la cual fue su primer Presidente; y creó una banca nacional judía encargada de adquirir tierras en Palestina.
Para lograr su objetivo mantuvo una intensa actividad diplomática y sus seguidores, al principio pocos en numero, trabajaron también arduamente en busca de la creación del estado judío.
Herzl murió en Edlach, Baja Austria el 3 de julio de 1904 por insuficiencia cardíaca a la edad de 44 años. Su voluntad estipulaba que debía tener un entierro simple, sin discursos o flores y añadió, ‘»Quiero ser enterrado en el panteón junto a mi padre, y descansar allí hasta que el Pueblo Judío me conduzca a Eretz Israel'». En 1949 sus restos fueron trasladados desde el cementerio de Döbling en Viena al Monte Herzl en Jerusalén.
* Investigadora académica del IIESES de la Universidad Veracruzana