En los estudios sobre la Revolución Mexicana, es mucho lo que se sabe acerca de los líderes como Madero, Carranza, Villa o Zapata, pero poco o nada sobre los opositores políticos que se pronunciaron en contra de la lucha armada, entre ellos Toribio Esquivel Obregón, personaje ignorado en el campo historiográfico, en razón de su cercanía al gobierno de Victoriano Huerta, situación que le costó el exilio en Estados Unidos y el rechazo de la clase política de su época.  

Para resarcir dicha omisión, la historiadora Mónica Blanco, profesora de la Facultad de Economía de la UNAM, publicó el libro Historia de una utopía. Toribio Esquivel Obregón (1864-1946), producto de 14 años de investigación, que la hizo acreedora al Premio Francisco Javier Clavijero en Historia y Etnohistoria 2013, otorgado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). El volumen fue publicado por la UNAM y El Colegio de México.

Originario de León, Guanajuato, donde vivió hasta los 50 años, “Toribio Esquivel ha sido un personaje muy estigmatizado; de él se conocía la punta del iceberg, pero no la trayectoria completa. Por eso me interesó estudiar su vida en general, desde su niñez, sus estudios y su actividad política, hasta su muerte”.

Miembro fundador del Partido Antirreeleccionista, junto con Francisco I. Madero, Esquivel Obregón encabezó una línea opositora al interior de este organismo político debido a su desacuerdo con la alianza promovida por Madero con los reyistas, quienes se habían quedado sin liderazgo luego de que Bernardo Reyes fue enviado por Porfirio Díaz fuera del país.

Posteriormente, viajó a Ciudad Juárez con el empresario Óscar Braniff, en el momento en que se estaba definiendo el movimiento maderista y se planteaba la posibilidad de tomar dicha urbe fronteriza. “Como enviado de José Yves Limantour, secretario de Hacienda de Díaz, su interés era tratar de evitar la guerra, por lo que su alejamiento de Madero era cada vez mayor y se acentuaban sus diferencias políticas”.

Mónica Blanco señaló que Toribio Esquivel nunca estuvo de acuerdo con la lucha armada, consideraba necesario esperar más tiempo para crear un partido que se fuera fortaleciendo y aunque no se ganaran las elecciones de 1910, se generara una fuerza política alternativa, pero Madero no coincidió con esta propuesta y se fueron distanciando.

Cuando ocurrió el golpe de Estado contra “el prócer de la democracia”, Esquivel Obregón vivía en la Ciudad de México donde instaló un despacho de abogados y se había alejado un poco de la política. Sin embargo, tiempo después, como integrante del gabinete de Victoriano Huerta, también fue acusado de ser responsable de la muerte de Madero, con el resto de los secretarios de Estado.

“Él se defendió de esta acusación diciendo que había sido decisión de Huerta y que el gabinete no había tenido nada que ver. No obstante, con el paso de los años, reconoció que debió haber renunciado a su cargo en protesta contra dicha acción”.

Para Mónica Blanco, autora de textos como Revolución y contienda política en Guanajuato, 1908-1913, la decisión de Toribio Esquivel de sumarse al huertismo fue, por un lado, su desilusión del maderismo y, por otro, impulsar un proyecto agrario que venía concibiendo desde 1908, que proponía la división de los latifundios y el otorgamiento de créditos por parte del gobierno, en beneficio particularmente de los rancheros que de esta manera podrían acceder a la pequeña propiedad.

“Éste es uno de los motivos por los que se sumó a Huerta, pensó que con él habría la posibilidad de llevar adelante el proyecto agrario, y aunque lo intentó, sólo duró cinco meses como secretario de Hacienda, en razón de que el mandatario no tenía interés en desarrollar ningún proyecto de esta naturaleza y sólo quería alejar a los felicistas. Es así que Toribio Esquivel —ligado a Félix Díaz— quedó fuera del gabinete”.

En ese tiempo, el gobierno de Huerta fue asumiendo un tono cada vez más de dictadura y ocurrieron asesinatos de políticos importantes como Belisario Domínguez. Venustiano Carranza se rebeló contra el régimen y estalló la guerra civil. En diciembre de 1913, Toribio Esquivel salió del país y se mantuvo por casi 11 años exiliado en Nueva York, donde se volvió declaradamente contrarrevolucionario y aliado a los grupos con este perfil político.

“A través de él, se aprecia la mirada de los exiliados y del propio gobierno estadounidense hacia el movimiento revolucionario. Nunca quiso quedarse en el exilio, su primer intento por  volver a México fue en 1920,  cuando pidió al gobierno de Adolfo de la Huerta que le permitiera regresar para poder defenderse de la acusación de haber sido responsable de la muerte de Madero, pero el presidente no se lo permitió. Fue hasta 1924 cuando pudo volver al país”.

La investigadora expresó que a su regreso, don Toribio ya no intervino demasiado en la política, impartió clases en la Escuela Libre de Derecho y en la UNAM, y escribió obras importantes, entre ellas la Historia del Derecho, que es su legado más grande. “Él era de pensamiento liberal, igual que su papá, y absoluto creyente del poder de las leyes.

“Otro aspecto relevante de Toribio Esquivel es que fue fundador de dos de los grandes partidos del siglo XX mexicano: el Antirreeleccionista y el Partido Acción Nacional, creado a su regreso del  exilio en 1939, junto con Manuel Gómez Morín”.
 
Hacia el final de su vida, en 1946, respaldó el movimiento sinarquista y denuncia las irregularidades en las elecciones para la presidencia municipal de León, Guanajuato, en las que se proclamó el triunfo del candidato del PRI. “Se generó una rebelión popular muy grande e intervino el ejército, por lo que se suscitaron asesinatos en masa y el gobernador se vio obligado a renunciar. Ese mismo año, el Partido Fuerza Popular, impulsado por dicho movimiento, nombró a Toribio Esquivel candidato a senador, pero al poco tiempo, murió en la Ciudad de México”.

Mónica Blanco concluyó que “no se puede entender la historia de la Revolución Mexicana si sólo se estudia a los que triunfaron de alguna manera. La otra parte, la que estuvo en contra, debe también salir a la luz.  El título del libro, Historia de una utopía, resalta el interés de este personaje por realizar transformaciones que quizás habrían sido muy importantes y positivas para el país, aunque desafortunadamente nunca fructificaron”.

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