Tzvetan Todorov- foto Marti Fradera

Tzvetan Todorov- foto Marti Fradera


Nacido el 1 de marzo de 1939 en Sofía, Bulgaria, el filósofo, lingüista e historiador Tzvetan Todorov, falleció en la madrugada del 7 de de febrero de 2017, a consecuencia de complicaciones de una enfermedad neurodegenerativa. En su lecho final estuvo rodeado de familiares y allegados, pero también trabajó y luchó hasta el final: Acababa de finalizar su último libro, El triunfo del artista, que fue publicado en marzo de 2017.

Educado en la Bulgaria comunista, de la cual guardaba un recuerdo traumático, a Francia llegó en 1963, con la expectativa de estudiar -en un principio- por un año y terminó por quedarse, apoyado por el teórico de la comunicación Roland Barthes; la nacionalidad francesa la adquirió en 1973. Ahí hizo su gran producción, la que llevó a que hoy sea considerado uno de los intelectuales franceses más destacados de las últimas décadas.

Esto fue lo que hizo que se definiera como un «hombre desplazado», nombre que también le dio a uno de sus ensayos más famosos.

Todorov fue uno de los observadores más lúcidos del desorden de las sociedades contemporáneas y se distinguió por su espíritu inclasificable.

Todorov fijó su mirada en la cuestión de la alteridad en las sociedades coloniales y sus consecuencias en el mapamundi poscolonial que conocemos hoy. “Cada individuo es multicultural. Las culturas no son islas monolíticas”, apuntó. “Este miedo a los inmigrantes, al otro, a los bárbaros, será nuestro gran primer conflicto en el siglo XXI”, pronosticó en 2010 en una entrevista concedida al periódico El País, de España, antes de que los refugiados llegaran masivamente al continente europeo y los partidos extremistas batieran récords. “El miedo a los bárbaros es lo que nos arriesga a convertirnos en bárbaros”, dijo en otra ocasión.

“Este miedo a los inmigrantes, al otro, a los bárbaros, será nuestro gran primer conflicto en el siglo XXI”

Desde la alteridad, escribió “La conquista de América: el problema del otro”, que es la obra por la que era más conocido en esta parte del mundo; explorando esta visión también desarrollo “Nosotros y los otros”.

Tenía afición a traspasar las fronteras entre disciplinas, pero se mantuvo a prudente distancia de los apóstoles del posestructuralismo, como Foucault o Derrida, y nunca acabó de encajar entre los llamados nuevos filósofos, los jóvenes y mediáticos pensadores que emergieron en los setenta, encabezados por Bernard-Henri Lévy y André Glucksmann.

Doctor en Psicología desde 1966, Todorov se especializó en el análisis de la poética y la retórica y fue un crítico de la literatura especializándose en la alteridad y en las experiencias totalitarias y un gran comunicador de ideas de fondo. Tradujo a los formalistas rusos y firmó un volumen de referencia sobre el género fantástico (Introducción a la literatura fantástica, 1970), antes de renovar las teorías sobre el relato sirviéndose de los postulados de la semiótica.

Era un teórico, representante de la corriente del estructuralismo y fundador en 1970 de la revista Poétique junto a Gérard Genette, a partir de los años 1980 se consagró a la historia de las ideas. En particular trabajó sobre el pensamiento humanista y sobre el totalitarismo (Memoria del mal, tentación del bien, 2000).

Humanista de aliento crítico, dedicó su obra a estudiar la alteridad, la barbarie, los límites de la libertad individual y el espíritu de insumisión ante circunstancias adversas.

Entre su bibliografía destaca: El nuevo desorden mundial (2008), La experiencia totalitaria (2010) y Los enemigos íntimos de la democracia (2012).

Por su trabajo se convirtió en un referente de la cultura francesa de hoy, he influyó en el pensamiento actual.

Su trabajo lo llevó a recibir en 2008 el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales por representar «el espíritu de la unidad de Europa, del Este y del Oeste, y el compromiso con los ideales de libertad, igualdad, integración y justicia». En su discurso de aceptación del Príncipe de Asturias, habló del trato que Europa ha dado a los inmigrantes.

Especialista en cuestiones de memoria histórica, Todorov se mostró fascinado por la figura del insurgente, a quien dedicó su último ensayo publicado, Insumisos (Galaxia Gutenberg), una galería de retratos de personajes históricos que supieron oponerse al poder, desde Boris Pasternak hasta Edward Snowden, pasando por la étnologa francesa Germaine Tillion, figura de la resistencia contra los nazis, con quien intimó poco antes de su muerte en 2008. Todorov presidía la asociación que lleva su nombre.

Otra de sus pasiones fue la relación entre la pintura y el pensamiento. Analizó la obra de Vermeer, Rembrandt y Goya. Un ensayo todavía inédito a su muerte, sobre esta cuestión, Le triomphe de l’artiste, fue publicado en marzo de 2017, en Francia.

Fue igualmente, profesor en universidades como Columbia, Harvard y Yale, doctor honoris causa por la Universidad de Lieja.

Los comentarios están cerrados.