Las secuelas positivas y negativas que dejó la lucha por la Independencia de México deben ser recordadas y analizadas en la época actual para no repetir una experiencia tan terrible como lo es toda guerra civil, aseguró el historiador Juan Ortiz Escamilla en la guardia de honor que la Universidad Veracruzana (UV) realizó el lunes 23 de septiembre en el parque Los Berros, a propósito del 203 aniversario del inicio de esta gesta.

La ceremonia fue encabezada por la rectora Sara Ladrón de Guevara, las secretarias Académica y de Administración y Finanzas, Leticia Rodríguez Audirac y Clementina Guerrero García, respectivamente, y el abogado general, Enrique Córdoba del Valle.

También participaron el secretario general del Comité Ejecutivo Estatal de la Fesapauv y la secretaria general del Comité Regional Xalapa del organismo sindical, Enrique Levet Gorozpe e Irma Zamora Cortina, así como la secretaria general de la Asociación de Funcionarios y Empleados de Confianza de la UV, Martha Herrera Hernández.

Ortiz Escamilla, director del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S) de la UV, expresó un mensaje reflexivo sobre la guerra de Independencia y destacó que ésta constituye la historia fundacional del actual sistema político.

Frente al monumento erigido en honor a Miguel Hidalgo y Costilla, ubicado en el parque Los Berros de Xalapa, destacó: “Para la Universidad Veracruzana es de la mayor trascendencia rendir honores a los hombres y mujeres que murieron en la primera gran revolución mexicana en defensa de la libertad, la seguridad y las oportunidades que hoy tenemos”, exaltó.

Insistió que aquellas luchadoras y luchadores fueron los constructores de su propia historia, al forjar las estructuras de futuro Estado-nación mexicano.

El historiador señaló que esta gesta evidenció una profunda crisis de legitimidad, fue sangrienta, cruel y brutal pero también estuvo llena de experiencias colectivas, hechos que en suma dieron pie a nuevas formas de gobierno.

         Como en toda guerra civil, en la mexicana no existió un código de ética militar que frenara el abuso de la milicia hacia la sociedad civil. Es así que al final de la movilización, la “leyenda negra” sobre violaciones en contra de la población no recayó sobre los insurgentes sino en los realistas, “los que más se ensañaron contra los civiles”, una vez destruida la fuerza principal opresora.

“Durante la lucha armada México perdió a sus mejores hombres y los más ilustres y comprometidos con la sociedad. También quedaron en los campos de batalla miles de combatientes anónimos de ambos ejércitos”, lamentó.

Según el historiador, el país perdió gran parte de su opulencia y esplendor y provocó la ruina de miles de familias, no obstante la guerra también proveyó a los sobrevivientes y a sus descendientes de nuevas formas de gobierno y de legitimidad, como los ayuntamientos, las diputaciones, la igualdad social ante la ley, la figura del ciudadano con derechos y obligaciones, la libertad de comercio, de cultivo y de opinión. Además, muchos años después también se logró la libertad de culto, añadió.

A decir de Ortiz Escamilla, las guerras civiles son evidencia de una profunda crisis de legitimidad, y la que inició en 1810 fue una de las más “terribles” en la historia de México –por sangrienta, cruel y brutal– y al mismo tiempo “fascinante y llena de experiencias colectivas, dignas de contar”.

Agregó que las secuelas de una guerra, los traumas y heridas que deja a una sociedad son difíciles de borrar, sobre todo cuando no hubo un ejército vencedor y otro vencido. “Las partes en conflicto debieron pactar para alcanzar la independencia”, recalcó.

La guerra de Independencia pasó por varias etapas y, de ser una revuelta local, se extendió hacia otros pueblos, villas, ciudades y provincias, hasta convertirse en una revolución que incluyó una violenta guerra civil, explicó.

El resultado final de la confrontación bélica fue la independencia de los territorios que después llevarían el nombre de México, mencionó.

“El derrumbe del sistema colonial fue estruendoso por la disolución de sus instituciones y por la pérdida de vidas humanas, de prestigios, de privilegios y de riquezas.”

         Consideró importante tener presente esta experiencia tan terrible para no repetirla. “Pensemos en la paz y no en la guerra”, dijo.

En la ceremonia también estuvieron presentes directores y directoras de áreas académicas, de áreas administrativas, operativas, de facultades, catedráticos y alumnos, así como estudiantes integrantes de los equipos deportivos de la UV.

Los Himnos a Veracruz y Nacional fueron interpretados por el Coro de la UV, acompañado por la Banda Sinfónica del Gobierno del Estado.

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