Casi a la mitad del concierto de Café Tacuba, con el cual se cerró el Hay Festival, Rubén Albarrán, su vocalista, utilizó la palabra para entonar una canción sin música:
El-que-no-brinque-es-Peña/ El-que-no-brinque-es-Peña
Y el suelo del Parque Deportivo Colón retumbó ante miles de pies que lo golpearon al unísono.
O la otra rola en seco, que fue:
El-pueblo-se-cansa-de-tanta-pinche-transa/ El-pueblo-se-cansa-de-tanta-pinche-transa
Coreada cuatro veces.
Gargantas resecas de cantar y ánimos efervescentes, a pesar de todo.
Rubén Albarran, se dirigió a los jóvenes y a los que por cronología ya no encuadran en esa descripción, que ellos, los Tacubos, concordaban con los ideales del movimiento Yo soy 132, el cual está haciendo un gran esfuerzo por informar a las personas, para instarla a no permitir que las clase política siga pisoteando los derechos de la gente trabajadora, así como lo han hecho otros movimientos de resistencia, como el de la población de Espinal, en la Sierra de Papantla, que creó su propia moneda, el tumin, para contrarrestar el impacto de la crisis económica del sistema capitalista, así como las luchas emprendidas contra la instalación de minas en los terrenos de las poblaciones indígenas y otros.
Las filas para entrar al concierto de Café Tacuba se prolongaban por casi tres o cuatro cuadras, desde las 4 de la tarde se veía a una gran cantidad de jóvenes formados para entrar a escuchar y bailar con la banda.
A pesar de haber esperado la entrada durante varias horas, los ánimos de los estudiantes no se mermaron, ya a las 9 de la noche la gente se congregaba en el centro del Parque Deportivo Colón y en las gradas, no faltaba el que vendía palomitas y chicarrones y unas diademas luminosas.
A las 9:30 ya la gente empezaba a llamar al grupo y ante al aplauso de los asistentes, salió al escenario Rubén Albarrán, vocalista, Emmanuel del Real Días, en los teclados y la melódica, José Alfredo Rangel Arroyo, guitarra, y Enrique Rangel Arroyo, en el bajo y contrabajo.
El concierto dio inicio con el agradecimiento del vocalista a la ciudad de Xalapa y con un llamado a divertirse con su música. De entre algunas canciones que sonaron esa noche están “Ingrata”, “Chilanga Banda”, “Eres” y “María”.
Sus palabras fueron bien recibidas, entre aplausos y pancartas del movimiento.
La música continuó y la atmósfera en el estadio era animada y la gente sólo estaba dedicada a escuchar la música y bailar, actitud reavivada por lo que dijo el vocalista.
Cerca de las 11 de la noche el concierto de Café Tacuba llegó a su fin, el grupo se despidió de la ciudad y poco a poco el estadio se fue vaciando. A la salida había puestos de playeras, tamales y hot dogs, se podía reconocer a quienes habían asistido por el lodo en sus zapatos.
A lo largo de Allende y Úrsulo Galván se podían ver a los jóvenes caminando, buscando un taxi o yendo en grupo a sus casas, algunos comían tacos y tortas a lo alrededores.
De esa forma una gran noche terminó, el final del Hay Festival.