Las manos de la protesta- Osvaldo Guayasamín

Las manos de la protesta- Osvaldo Guayasamín


Si el neoliberalismo ha propiciado la flexibilización de la política y la economía, las formas de la protesta también se han vuelto más flexibles en términos de actores demandas y acciones, sostuvo el doctor Takeshi Wada, investigador de la Universidad de Tokio.

 

Al participar en el Primer Congreso Nacional de Estudios de los Movimientos Sociales, realizado en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el especialista en democratización, desarrollo social y movimientos sociales dijo que hasta antes de establecerse el neoliberalismo como régimen en México, los diversos sectores se movilizaron comúnmente contra “blancos” que tenían que ver con su vida cotidiana; se formaron identidades que eran localmente alimentadas en el trabajo, el salón de clases, en comunidades rurales o en zonas urbanas.

 

Estas identidades impulsaron formas de acción para sostener necesidades materiales, de modo que los maestros y los estudiantes lucharon contra las autoridades de las escuelas, los trabajadores contra las empresas, los campesinos contra los terratenientes y los colonos exigiendo vivienda.

 

De acuerdo con el doctor Takeshi Wada, desde mediados de los años noventa del siglo pasado, hay una desaparición de “conflictos radicales materiales enraizados en los encuentros cotidianos”; es decir, los campesinos ya no “atacan” a los terratenientes, los colonos no invaden terrenos y los trabajadores ya no tienen como blancos a las empresas, lo que representa un “shock”, porque el conflicto trabajadores-empresas había sido siempre la combinación predominante.

 

Takeshi Wada, investigador de la Universidad de Tokio.

Takeshi Wada, investigador de la Universidad de Tokio.

Respecto a este último caso señaló que la liberalización económica cambió el balance del poder relativo entre el sector privado y grupos populares en favor del primero, y se da entonces la flexibilización de la producción, la informalidad laboral, las amenazas de privatización; “todo esto pone a la defensiva a los trabajadores”, lo que resultó en la disminución de los conflictos trabajador-empresa.

 

Por otro lado se refirió a la diversificación de los blancos de la protesta, pues hasta antes de la década de 1980 éstos eran sólo dos, el Ejecutivo federal y el estatal. Éste último sigue concentrando más de 40 por ciento de las protestas; sin embargo, aparecen también los gobiernos municipales, los militares y policías, instituciones internacionales y gobiernos extranjeros que antes no estaban.

 

Esta diversificación, dijo, es resultado de la liberalización política, la dispersión del poder y una mayor importancia de otros blancos políticos.

 

Para el académico de la Universidad de Tokio hay un cambio de las protestas “materiales y radicales” relacionadas con la vida cotidiana y con patrones más o menos fijos, hacia protestas rutinarias en las organizaciones no gubernamentales, y los nuevos movimientos sociales reivindicatorios desempeñan cada vez más un papel central, y esto indica “que la flexibilización de la protesta está ocurriendo”.

 

El doctor Takeshi Wada trabaja actualmente en una investigación sobre cómo las transformaciones neoliberales de la economía y la política en México influencian la habilidad que los mexicanos tienen para participar en la política del país, y en ese marco construye una base de datos cuantitativa de los eventos de protesta, codificando miles de reportes periodísticos acerca de las movilizaciones populares en nuestro país.

 

El Primer Congreso Nacional de Estudios de los Movimientos Sociales, convocado por la Red Mexicana de Estudios de los Movimientos Sociales, reunió a 800 congresistas, 100 de ellos provenientes del extranjero, quienes abordaron 14 ejes temáticos y expusieron más de 650 ponencias, además de conversatorios magistrales, carteles y cine documental.

 

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