La Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX) abordará este fin de semana la música que Serguei Prokofiev (1891-1953) escribiera para el ballet sobre el tema de los amantes de Verona. La cita es este jviernes 29 en la sala “Emilio Carballido” del Teatro del Estado, en Xalapa.

La dirección será de Lanfranco Marcelletti y se interpretará la serie de fragmentos ordenados en dos suites que el propio compositor separó de la música para el ballet Romeo y Julieta.

La partitura para Romeo y Julieta fue escrita por Prokofiev para el Teatro Kirov de Leningrado, en la época en que el músico recién se repatrió por voluntad propia en la Unión Soviética. En sus años fuera de la misma, era ubicado en un renglón semejante al de Stravinski; esto es, en una suerte de temeraria y experimentadora vanguardia, pero en 1933 el músico decidió regresar y quedarse definitivamente.

“Siempre seré ruso, y los rusos llevamos el terruño en el corazón”, solía mencionar. Esto le comprometió a revisar su estilo, intentar el logro de una sencillez más acorde con las exigencias de la burocracia comunista y reorientar su estética, sin incurrir en la claudicación de sus propios principios.

         El autor comenzó a trabajar sobre esta música en 1935 y la concluyó un año después. Pero los bailarines impusieron una serie de trabas para estrenar el ballet en la fecha propuesta; se quejaron de los bruscos cambios de compás y de una orquestación sorprendente, que a ratos sonaba monumental y a ratos casi camerística. Semejantes inconvenientes retrasaron considerablemente la función de estreno, y para la fecha en que se presentó en el Teatro Kirov –enero de 1949– una compañía checa ya se les había adelantado y la estrenó en la ciudad de Brno.

Molesto por las quejas de los bailarines, el compositor arregló dos suites orquestales y una para piano. La primera suite para orquesta fue estrenada en 1936 en Moscú, con la dirección de Georges Sebastian, mientras que la segunda se escuchó por vez primera en Leningrado, en 1937, con la orquesta dirigida por el autor.

En esta época el compositor atravesaba por un periodo de reajuste estético y trataba de cumplir con las exigencias de los burócratas soviéticos, que reclamaban una música apropiada para las grandes masas de oyentes, optimista y “silbable”, que el público pudiera recordar y tararear después de la audición.

El asunto era por demás delicado, ya que cuando el compositor decidió repatriarse voluntariamente, intentó generar arte musical acorde con su pensamiento estético y sin traicionar su vena creativa. Esto no tardó en convertirlo en uno de los blancos predilectos (junto con Shostakovich) para los pontífices del “realismo socialista”, una caterva de artistas mediocres quienes, incrustados en la política oficial, se erigieron en jueces de la creatividad que ellos mismos, frustrados e incompetentes, no fueron capaces de concretar.

La historia se ha encargado de poner a cada uno en su lugar. Hoy nadie recuerda los nombres de los sabuesos soviéticos que se encargaron de condenar la música de autores como Shostakovich y Prokofiev; en cambio, éstos se establecen como dos de las mentalidades más lúcidas de la terrible y oscura época comunista.

La audición se anuncia para dar inicio a las 20:30 horas y se trata de un acontecimiento muy recomendable.

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