Sandra Isabel Jiménez Mateos *
Más de 20 millones de piezas museísticas y de 530 mil títulos científicos, de diferentes períodos de la historia de Brasil y del mundo, pueden haber desaparecido o quedar muy dañadas por el gigantesco incendio que afectó al Museo Nacional de Brasil -el mayor museo de historia natural y antropológico de América Latina-. De hecho, el edificio quedó en ruinas, destechado, mientras que una de las alas del segundo y del tercer piso se derrumbaron.
Era -como varias personas lo describieron- la memoria de una ciudad que fue capital de un imperio.
El portal el Museo menciona en su acerbo una colección egipcia y otra de arte y artefactos grecorromanos, así como una colección de paleontología con más de 26,000 piezas -que incluyen el esqueleto de un dinosaurio hallado en la región de Minas Gerais y numerosos especímenes de otras especies extinguidas (perezosos gigantes y tigres dientes de sable- y el más antiguo fósil humano hallado en el actual Brasil, bautizado «Luzia».
El incendio comenzó la noche del domingo y de acuerdo con reportes preliminares, no hubo víctimas humanas.
Por la mañana de éste lunes 3 de septiembre, se desconocían aún lo que provocó el inicio del fuego que consumió la mayor parte de la edificación de más de 200 años, situada en el norte de Río de Janeiro. Fue fundado el 6 de junio de 1818 por el rey de Portugal, Juan VI.
El incendio «es una tragedia para la cultura», dijo a TV Globo el director de otro museo, el Museo Histórico Nacional, Paulo Knauss.
«Hoy es un día trágico para Brasil. Se han perdido doscientos años de trabajo, de investigación y conocimiento», afirmó el presidente Michel Temer en un comunicado de prensa.
Incalculável para o Brasil a perda do acervo do Museu Nacional. Foram perdidos 200 anos de trabalho, pesquisa e conhecimento. O valor p/ nossa história não se pode mensurar, pelos danos ao prédio que abrigou a família real durante o Império. É um dia triste para todos brasileiros
— Michel Temer (@MichelTemer) September 3, 2018
El twitter en el cual el presidente de Brasil se dolía por la tragedia, tuvo casi 8 mil comentarios en menos de 12 horas, reclamando la falta de mantenimiento al edifico del Museo y de protección para sus colecciones
De acuerdo con medios brasileños, desde 2014 la institución no recibía los más de US$128.000 dólares anuales destinados por el gobierno para la conservación y restauración del museo, lo que conllevó a que algunas paredes del edificio estuvieran agrietadas y descascaradas y que muchas conexiones eléctricas estuvieran al descubierto.
En declaraciones a la prensa local, el vicedirector de la institución, Luis Fernando Duarte, criticó que la «falta de apoyo y la falta de conciencia» de las autoridades condujeron a esa «trágica situación».
«Luchábamos desde hace años, con distintos gobiernos, para lograr recursos para preservar adecuadamente todo lo que fue destruido hoy», se dolió.
Según los informes, los empleados habían expresado anteriormente su preocupación por los recortes de fondos y el estado ruinoso del edificio.
El ministro de Cultura de Brasil, Sérgio Sá Leitao, consideró que el incendio había sido resultado de «años de negligencia» y que se trataba de un «día de luto» para su país. «Que esto sirva de alerta para que tragedias como esa no se repitan en otros museos y otras instituciones», declaró a la televisión local.
Aún cuando acababa de cumplir 200 años, los recursos para su mantenimiento, no fluyeron.
El inicio del incendio
El fuego comenzó a las 19:30 hora local (22:30 GMT) del domingo 2 de septiembre, cuando ya el museo estaba cerrado y solo había cuatro vigilantes en su interior, según los reportes.
Los bomberos intentaron desde el primer momento controlar las llamas, que se fueron extendiendo a casi todo el recinto.
Roberto Robadey, el jefe de los bomberos de Río, declaró a medios locales que la falta de hidrantes en la zona y las características propias del museo, con pisos de madera y piezas guardadas en alcohol, propiciaron la rápida expansión de las llamas y a la vez dificultaron sofocar las llamas.
- Investigadora académica del Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores Económicos y Sociales (IIESES), Universidad Veracruzana