El equipo de voluntarios de la ESA acaba de finalizar la tercera y última sesión de un estudio de reposo durante el que permanecieron 21 días en la cama con los pies en alto por la ciencia y por el futuro de los vuelos espaciales. Tan pronto como sus cuerpos se repongan de la experiencia podrán volver a hacer vida normal.
Hora de comer |
Durante este último estudio, desarrollado en Toulouse, Francia, se probó una dieta alta en proteínas y una tabla de ejercicios que consistía en empujar a los voluntarios contra una placa vibratoria mientras hacían sentadillas invertidas.
Quedarse en la cama y que te paguen por ello podría parecer el trabajo ideal, pero los estudios de reposo suponen un gran esfuerzo. Los participantes se tienen que enfrentar a días de extrema monotonía, continuas pruebas médicas y una estricta dieta, sin poder levantarse para estirar las piernas, tomar un poco de aire fresco, darse una ducha o ir al baño.
“Los primeros días de cada sesión eran los peores”, explica Marc Marenco. “El cuerpo necesita tiempo para adaptarse, y yo tenía migrañas y dolor de espalda”.
No obstante, los ‘camanautas’ pueden estar orgullosos de haber contribuido a la ciencia y a la exploración tripulada del espacio, así como de ayudar a la gente que permanece encamada aquí en la Tierra.
Prueba ocular |
Los investigadores ahora analizarán los datos de los experimentos. Este estudio fue organizado por la ESA en colaboración con la agencia espacial francesa, CNES, y se llevó a cabo en las instalaciones de investigación médica de MEDES, en Toulouse.