Sandra Isabel Jiménez Mateos *
Como cada año, en el primer domingo de abril se hará el cambio de horario en México, para dar paso al Horario de Verano.
Pero esto no es algo nuevo, porque incluso Benjamín Franklín propusó levantar a la población al amanecer con el tañer de las campanas y con cañonazos.
Con este cambio, el reloj deberá adelantarse una hora, por lo que se recomienda que en los relojes que todavía no hacen el cambio de forma automática, la noche previa se atrasen una hora los mismos, antes de irse a dormir.
Este cambio de horario se implantó en México desde 1996, para disminuir la demanda de energía eléctrica y por tanto el consumo de combustibles utilizados en su generación, al ser la etapa el año en la que se tiene mayor cantidad de luz solar.
Sin embargo, el Horario de Verano no es parejo en todo el país, si no que en los municipios de la frontera de México con Estados Unidos, de los estados de Baja California, Sonora, Chihuahua, Nuevo León y Tamaulipas, el cambio se hace en este 2022, el domingo 13 de marzo, a las 2:00 horas, pues los mismos van en el mismo horario que aplica para los territorios vecinos de Estados Unidos.
Esto responde a la gran movilidad de todo tipo que existe entre los territorios mexicanos y de Estados Unidos y para que haya similitud de horarios de actividades. Por lo mismo, en estos municipios el Horario de Verano finalizará el 6 de noviembre.
El Horario de Verano es una práctica que inició durante la Primera Guerra Mundial, para ahorrar carbón, que era el material más usado entonces.
Pero no fue ideaddo atendiendo la cuestión bélica, si no más bien, lo lúdico. El horario de Verano lo concibió el constructor inglés William Willett, en 1905, durante un paseo a caballo previo al desayuno, cuando se sorprendió al pensar cuántos londinenses dormían durante la mejor parte de un día de verano. A eso le sumó que siendo un gran aficionado al golf, le disgustaba acortar su recorrido en el crepúsculo.
Después de eso, tardó dos años en publicar su propuesta, la cual fue dejada de lado.
Tuvo que venir la Primera Guerra Mundial y la gran necesidad de optimizar recursos para que fuera tomada en cuenta.
Los primeros en aplicar el «horario de verano» fueron los alemanes, a partir del 30 de abril de 1916, el cual se extendió a sus aliados y a las zonas que tenían ocupadas durante esa conflagración.
Después, al ver los resultados, lo aplicaron, en el mismo año, el Reino Unido así como la mayor parte de los países que estaba en ese conflicto bélico, al igual que muchos países europeos que lograron mantenerse neutrales. La entonces gigantesca Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y otras naciones europeas esperaron al año siguiente, 1917, mientras que los Estados Unidos lo comenzaron a implementar hasta 1918.
Pero ese tampoco fue el origen, si no que sus antecedentes pueden remontarse a 1784, cuando Benjamín Franklin propuso una medida drástica para despertar a la población con la luz del sol: tañendo las campañas de las iglesias y disparando cañonazos.
Ese año, mientras era representante de Estados Unidos en Francia, publicó anónimamente una carta en la que anotaba que los parisinos ahorraban velas levantándose más temprano, empleando así más luz solar durante los meses del verano. Esta carte se publicó por primera vez en la sección «Économie» del diario Journal de Paris y después se hizo una versión revisada, en inglés, a la cual se le dio el nombre de «An Economical Project», por parte de los editores.
Benjamí Franklin vio esto con los ojos de mejorar la todavía deteriorada economía de la joven nación, después de los años de lucha por su independencia, por lo cual proponía (además de despertar al amanecer a todos) la creación de un impuesto a las contraventanas (o las puertas de madera interioes en las casas, puestas precisamente para impedir el paso de la luz) y racionar las velas.
* Investigadora académica del Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores Económicos y Sociales (IIESES), de la Universidad Veracruzana