En el sudoeste de Guatemala, en el Parque Nacional Tikal, en los restos de una antigua ciudad, Takalik Abaj, un grupo de arqueólogos descubrió una tumba real maya en un observatorio astronómico; son cinco monumentos de piedra instalados sobre una plataforma de ceremonias que estaban alineados con la Constelación del Dragón, construido hace 1,800 años, lo que le permitía a los mayas determinar el movimiento de las estrellas sobre el volcanes como el Santa María.
Primero encontraron una estela tallada rodeada de una ofrenda de 660 vasijas. Detrás de esa estela, en las entrañas de una pequeña construcción, encontraron el entierro real, aún intacto.
Este rey, enterrado en su ropa de gala, es, supuestamente, el último de los gobernantes maya de Takalik Abaj; y en ese momento se le considera la tumba real más antigua del Imperio Maya encontrada.
En una de las estelas, con inscripciones muy elaboradas, se registra la proclamación de un rey maya con la transferencia del poder de su antecesor. Los jeroglíficos en los monumentos de piedra cercanos son parte de los textos mayas más antiguos hasta ahora encontrados.
Takalik Abaj – que significa “piedra parada” en maya – llegó a ser uno de los centros económicos y culturales más importantes del período precolombino temprano. Participaron de estos descubrimientos los Directores del Proyecto arqueólogos Miguel Orrego y Christa Schieber, del Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala y la arqueóloga Marion Popenoe, de Hatch.