La filósofa norteamericana Nancy Fraser se considera activista antes que feminista o antivietnamita, ya que desde su juventud ha luchado en defensa de los derechos humanos, así lo expresó al dictar la conferencia magistral “De la explotación a la resistencia: la persistencia de la opresión racial en las sociedades capitalistas”, en la Universidad Veracruzana (UV), como parte de los festejos del 40 aniversario de la Facultad de Sociología.
Comentó que al nacer en Baltimore, Maryland, Estados Unidos de Norteamérica, la lucha contra la segregación racial fue una experiencia de su juventud, situación que la puso en el camino del activismo que ha recorrido desde entonces, “soy activista mucho antes de ser feminista, de conocer qué es el feminismo, o antes de ser anti-Vietnam”.
Con relación al tema de la conferencia, dijo que es un intento por reflexionar sobre el problema de la opresión racial en las modernas sociedades capitalistas, a partir de todo lo aprendido como activista.
Al respecto, señaló que históricamente la opresión racial ha estado estrechamente relacionada con el sistema capitalista, por ejemplo “la esclavitud, el capitalismo industrial y el encarcelamiento de masas del siglo XXI”.
Dijo que se trata de una relación confusa, ya que en un sistema donde lo principal es la extracción y acaparamiento de recursos, las cuestiones raciales deberían ser indiferentes y el grupo de trabajadores productivos debería ser grande.
“Quizá la conexión no es fortuita, tal vez está equivocada la idea del capitalismo como un sistema ciego de acumulación a través de la explotación laboral; quizá deba entenderse como un sistema funcional para fabricar la raza.”
Comentó que de acuerdo con Karl Marx, el secreto de la acumulación del capital es la explotación no de los sirvientes o esclavos, sino de los individuos que pueden entrar al mercado mediante la venta de su fuerza laboral para asegurar su subsistencia, ya que no tienen acceso a los medios de producción.
El punto central del sistema es la relación esencial entre dos clases: los capitalistas (poseedores de los medios de producción) y los productores libres sin propiedad, que venden su fuerza de trabajo. “El capitalismo no sólo es un sistema económico, también es un sistema de dominación de clases, ya lo dijo Marx”, recordó.
Pero, ¿por qué hay una fuerte relación entre el capitalismo y la opresión racial? Desde la perspectiva marxista, explicó que el enfoque está en la explotación del asalariado que es esencial para teorizar la dinámica racial de las sociedades capitalistas: por un lado, los trabajadores no asalariados, dependientes, no libres y sujetos a la dominación; y en el otro, aquellos que tienen el estatus de individuos libres que pueden vender su fuerza laboral.
Nancy Fraser reiteró que ambas figuras –expropiados y explotados– son cruciales para entender la raza, son fundamentales para la constitución de las sociedades capitalistas.
Precisó que el trabajador expropiado dentro de la sociedad capitalista, es aquel a quien le han confiscado sus capacidades y recursos, conquistado su territorio y esclavizado para acumular riqueza; también asume características más modernas como el trabajo criminal, el tráfico sexual, las deudas, entre otras, relacionadas con el nuevo imperialismo.
“La expropiación juega un papel en la construcción de formas de explotación distintas, explícitamente racistas.”
En tanto, detalló que el trabajador explotado es aquel que tiene el estado legal de individuo libre, autorizado para vender su fuerza de trabajo a cambio de salario, es protegido –al menos en teoría– de la expropiación, “su estado es diferente de aquel que su trabajo, propiedad y persona son sujetos de confiscación”.
Entonces, el sistema mundial capitalista hizo nacer una geografía imperialista atractiva, donde su núcleo es la explotación y la expropiación, misma que es impulsada por una economía basada en el negocio internacional, mercados globales y financiamiento internacional, producto de tratados, convenios globales, leyes internacionales y regímenes de gobierno supranacionales.
“Todo esto ha formado un ambiente internacional que lleve a una acumulación continua y sostenida dentro de un sistema de multi-estados.”
En la actualidad, apuntó la filósofa norteamericana, se vive un régimen de acumulación racial denominado capitalismo financiero, donde la expropiación ha incrementado y amenaza con reducir la explotación como fuente de valor y expansión del capital.
Además, “la demografía y la geografía de los expropiados y los explotados ha cambiado dramáticamente; hay mucha explotación industrial a gran escala y la expropiación ha llegado a afectar no sólo a los sujetos tradicionales sino también a quienes fueron protegidos como trabajadores-ciudadanos”.
Ahora, dijo, hay una nueva lógica en el sistema capitalista: los sujetos expropiados (que cada vez son más y sin defensa), los ciudadanos explotados y una nueva figura que es el ciudadano trabajador expropiable y explotable.