Madrid, 30 may (EFE).- Investigadores españoles han descubierto que las proteínas neurotóxicas, las que con la edad y en determinadas circunstancias pueden desencadenar enfermedades neurogenerativas como el Alzheimer o el Parkinson, actúan de la misma manera cuando inician el daño.
La investigación, realizada por científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), aparece publicada en el último número de PLoS Biology.
Los investigadores creen que este trabajo podría servir de diana tanto para el tratamiento como para la prevención y el diagnóstico temprano de este tipo de enfermedades.
El trabajo ayuda a comprender mejor «el mecanismo molecular que desencadena la toxicidad de las proteínas neurotóxicas», lo que podría ayudar a descifrar qué causa estas enfermedades y a fabricar fármacos «más específicos y eficientes», asegura el investigador del Instituto Cajal Mariano Carrión.
Las proteínas neurotóxicas están implicadas en diversas funciones celulares y, aunque poseen secuencias muy diferentes, actúan igual en los procesos de formación de las enfermedades neurodegenerativas.
Gracias a un microscopio de fuerza atómica, los investigadores han podido estirar y desestructurar una a una las moléculas estudiadas para analizarla.
«Hemos visto que las proteínas neurotóxicas más representativas, antes de empezar a asociarse y formar sus agregados característicos, adoptan una rica colección de estructuras que va asociada a toxicidad celular y neurodegeneración», explica el investigador del CSIC Mariano Carrión, del Instituto Cajal.
Este estudio ha descubierto, además, que un fármaco denominado QBP1 es capaz de bloquear la «malignización molecular» de las proteínas neurotóxicas que desencadena la enfermedad de Parkinson y un tipo de prión semejante a los que causan el mal de las vacas locas o su equivalente en humanos.
«Este potencial fármaco polivalente reduce la formación de las estructuras estables que nosotros detectamos y que, dada su asociación al desarrollo de la enfermedad, creemos serían las que dispararían el inicio de la misma», explica Carrión.
El estudio ha contado con la participación y financiación del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Neurodegenerativas, así como con la participación del Instituto Madrileño de Estudios Avanzados en Nanociencia.
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