Cada vez que la NASA logra aterrizar un vehículo explorador en Marte (incluso cuando solo hace el intento) eso es razón suficiente para celebrar. El 5 de agosto, el firmamento mismo se alineará para conmemorar el evento.
Tan solo algunas horas antes de que la nave espacial que transporta al Laboratorio de Ciencia de Marte (Mars Science Laboratory o MSL, por su sigla en idioma inglés) llegue al Planeta Rojo y deposite a Curiosity (Curiosidad, en idioma español) en un espeluznante descenso, que quienes planificaron la misión han apodado los «siete minutos del terror», Marte mismo formará parte de un espectáculo especial en los cielos de la Tierra. Junto con Saturno y Espiga o «Spica» (una estrella azul gigante en la constelación de Virgo), el Planeta Rojo formará un «Triángulo Marciano», el cual será visible desde prácticamente todos los lugares de nuestro planeta.
Vaya afuera después del atardecer del 5 de agosto y mire hacia el Oeste, en la dirección en la cual el Sol poniente ha desaparecido. En cuanto el cielo se tiña de negro, un triángulo compuesto por luces de primera magnitud emergerá en el crepúsculo. Los vértices son Marte, Saturno y Espiga. Juntos forman un triángulo equilátero de alrededor de 5 grados de cada lado. Esto quiere decir que podría cubrir el Triángulo Marciano con la palma de su mano, si extiende el brazo. También cabría cómodamente dentro del cazo de la Osa Mayor. Lo estrecho del triángulo lo hace especialmente llamativo.
Estos tres objetos son muy distintos entre sí: Marte es un pequeño planeta rocoso relativamente cercano a la Tierra; Saturno es un gigante gaseoso con unos espectaculares anillos, que se ubica a medio camino desde aquí al fin del sistema solar; Espiga es un sistema binario de estrellas masivas localizado al otro lado del brazo espiral de la galaxia en la cual nos encontramos. No obstante, ellos brillan con la misma intensidad con la cual se los ve desde la Tierra. En la escala de brillo astronómico, los tres están ubicados en la primera magnitud. Esto hace que sean fáciles de detectar a simple vista.
La verdadera acción comienza poco después de que el Triángulo Marciano siga al Sol y se hunda debajo del horizonte:
Aproximadamente a las 10:30 de la noche (hora del Pacífico), la cápsula de ingreso de Curiosity se adentrará de golpe en la parte superior de la atmósfera de Marte, lo cual elevará la temperatura alrededor del escudo térmico a 2100 °C; esto es más de dos veces más caliente que la lava basáltica.
Lo que ocurrirá a continuación es casi imposible de creer. Debido a que Curiosity es mucho más grande y pesado que cualquier otro explorador robot anterior, las viejas técnicas de aterrizaje, como las bolsas de aire, no funcionarían. Quienes planificaron la misión tuvieron que inventar algo nuevo y poco ortodoxo. El periodista Scott Gold, del periódico Los Ángeles Times, lo describió de la siguiente manera:
«En el lapso de tiempo que a usted le toma conducir hasta el supermercado, la nave espacial cambiará de forma 6 veces, como un juguete Transformer, y reducirá su velocidad desde 21.000 kilómetros por hora (13.000 millas por hora) hasta 2,7 kilómetros por hora (1,7 millas por hora), empleando 76 dispositivos pirotécnicos, sogas, navajas y el paracaídas supersónico más grande que jamás se ha construido».
Al final de la maniobra, una Grúa Aérea («Sky Crane», en idioma inglés) depositará suavemente al robot explorador en el suelo del Cráter Gale.
Si el robot sobrevive al espeluznante descenso y aterriza intacto como se tiene planeado, ello marcará el principio de una extraordinaria misión de descubrimiento. Presumiendo con los sensores más avanzados que se han enviado a Marte, el vehículo explorador de una tonelada de peso pasará los próximos dos años (como mínimo) investigando si existieron alguna vez condiciones favorables para la vida microscópica en uno de los lugares más intrigantes del sistema solar.
Digamos solamente que es una buena razón para salir a ver las estrellas.
Después de la puesta del Triángulo Marciano, vuelva y sintonice NASA TV para seguir el aterrizaje en Marte. En ese momento, el verdadero espectáculo estará por comenzar.