En 2012 el año, además de ser bisiesto, con lo cual tuvo un día más -como todos los de este tipo-, al 30 de junio se le añadió un segundo, para poder ajustar los relojes humanos con el período de rotación de la Tierra.
El año bisiesto se introdujo para reajustar el calendario gregoriano de 365 días de 24 horas cada uno con la realidad de la órbita terrestre en torno al Sol, y la rotación de la Tierra sobre su eje cada 23 horas, 59 minutos y 59 segundos.
Esa diferencia se va acumulando y cada cuatro años el calendario contiene un día adicional, el 29 de febrero.
La invención de los relojes atómicos ha permitido una medición del tiempo mucho más precisa y en 1970 un acuerdo internacional reconoció la existencia de las dos escalas de tiempo: el período de rotación del planeta, y el llamado Tiempo Universal Coordinado, o UTC.
El Servicio Internacional de Rotación de la Tierra y Sistemas de Referencia Saltar, establecido en 1987 por la Unión Astronómica Internacional y la Unión Internacional de Geodesia y Geofísica, es la organización que observa la diferencia entre las dos escalas y señala cuándo debe agregar o quitar un segundo del UTC para mantener a ambas escalas con una diferencia de menos de 0,9 segundos.
Para crear el UTC se genera primero una escala de tiempo secundaria, conocida como ‘»tiempo atómico internacional'» o TAI, que consiste en el UTC sin segundos añadidos o quitados.
Cuando se instituyó el sistema en 1972 se determinó que la diferencia entre el TAI y el tiempo real de rotación de la Tierra era de 10 segundos.
Desde 1972 se han añadido segundos en intervalos que van de seis meses a siete años, y el más reciente, antes de esta fecha, se agregó el 31 de diciembre de 2008.
Después de que se añadió el segundo extra al último minuto de junio, la diferencia acumulada entre el UTC y el TAI fue de 35 segundos.
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