En la plática ofrecida en el Orquidario de la UV, el investigador Arturo Guillaumín Tostado del Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores Económicos y Sociales (IIESES), puso a prueba el concepto de la sustentabilidad y destacó cómo es que los medios han comerciado con él.

Durante la presentación “Hoy me siento sustentable, ¿y tú?”,  Guillaumín planteó una seria crítica a lo que entendemos por sustentabilidad, los supuestos mecanismos por los que se consigue y sobre todo, sembró el terreno para el debate.

Guillaumín explicó que esta presentación es parte de un seminario permanente llamada “Transgrediendo Fronteras Disciplinarias para abordar la Complejidad”, en el que colabora con otros investigadores.

Como parte de las ideas abordadas, el investigador resaltó que el concepto de sustentabilidad está de moda, ya que se encuentra en todas partes, en el discurso político más que nada, en los productos comerciales, en la arquitectura y en la tecnología, sin embargo, cada día se pierden más especies animales y vegetales, así como hábitats naturales. Entonces ¿cómo se puede hablar de sustentabilidad?, hay algo que no está funcionando en el discurso sobre este concepto, y para empezar ¿qué es sustentabilidad? o mejor dicho, y como se dice a diestra y siniestra: desarrollo sustentable.

El presentador ofreció una definición de desarrollo sustentable que se prestó a debate: “es aquel que satisface las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras para atender sus propias necesidades”. En este sentido, Guillaumín dijo que esta definición no incluye explícitamente a otras especies o al entorno natural. Además ¿cuáles son estas necesidades?, ya que no se reducen a las básicas, sino que esto incluye, casas, autos, celulares, ropa, televisiones, computadoras, etcétera.

“Ahora cualquier cosa es sustentable, y la reacciones del sistema han sido muy inteligentes y poderosas al usar el término: todo se vuelve verde”, dijo Guillaumín, ya que se ha convertido en una técnica mercadotécnica, en la que se hace creer a la gente que los productos que compran son ecológicos y amigables para el ambiente, cuando en realidad son productos industrializados, que utilizan materiales sintéticos, agua, energía.

Aunque gasten un poco menos usando otro tipo de material “ecológico”, realmente no hacen mucha diferencia.

“Es necesario ver a la sustentabilidad de una forma científica y práctica, lo que nos lleva a poner en tela de juicio todos los supuestos, que realmente nos llevaría a moverle el piso a la educación”, agregó, ya que como él menciona, es preocupante que las personas que más dañan al ambiente son los universitarios, gente graduada, ingenieros, arquitectos, economistas, ya que ellos son los que están en un posición de poder, y no están interesados en preservar o utilizar la sustentabilidad.

De ahí la importancia de cambiar la educación, las ideas, para que desde esa posición de poder se piense diferente.

Asimismo, invitó a redefinir el concepto de sustentabilidad, porque esta idea no es simplemente usar materiales biodegradables, ya que para que algo sea sustentable debe mantenerse de una forma autónoma para respetar las condiciones necesarias para la autoproducción de vida, con un mínimo de entropía, sin disminuir esa capacidad en otros sistemas.

Esto quiere decir que prácticamente es algo orgánico, y una casa, un fábrica o los monocultivos ¿cómo podrían entonces ser sustentables si para construirlos hay que talar, traer materiales de otros lugares, cuando se debería usar lo que se produce la zona, manufacturar materiales o importarlos, usar químicos?.

Este es un concepto engañoso –puntualizó- y debemos analizarlo y tomar medidas diferentes porque lo que se maneja como sustentable no está ayudando al ambiente, y lo demuestra el daño ecológico que estamos viviendo.

Lo más importante que plantea Guillaumín es que es necesario pensar y analizar lo que se maneja como “sustentable” en pro de los intereses económicos, porque estamos cayendo en un crisis social en la que las personas ya no están conscientes y son menos sensibles a la naturaleza, a la verdadera fuente de los alimentos, así como la idea de lo local, lo cual es muy grave, “hay gente que cree que la comida viene del supermercado”, dijo.

Como parte de las alternativas, Guillaumín dice que hay acciones que podemos tomar, ideológica, crítica y consiente, en la que se mejora la educación sobre este concepto, para que cada quien desde su profesión haga cosas diferentes, como la biotectura, la biomimética, la permacultura o la comida lenta, artesanal.

Debemos pensar diferente y no dejarnos llevar por el concepto mercantilista de la sustentabilidad.

Para contactar o checar otras facetas de Arturo Guillaumín Tostado, pueden visitar su blog: http://aguillaumin.wordpress.com.

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