Hoy en día, en África hay más de 25 millones de personas infectadas por el virus del sida, la mayoría mujeres. Sin embargo un estudio llevado a cabo por investigadores de Epicentre(1) y del IRD ha revelado que los hombres responden peor al tratamiento. Este tratamiento tiene como objetivo restaurar el nivel de las células linfocíticas T-CD4, que el VIH reduce. Entre los 13000 pacientes de Malawi, Uganda y Kenia tratados en cuatro programas de “Médicos sin Fronteras” de Francia, el estudio ha demostrado que la reconstitución  de glóbulos blancos es más lenta en los hombres que en las mujeres.
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ebido a la estigmatización social y a problemas relacionados con el trabajo o con el transporte…, a menudo los hombres son tratados más tarde y responden peor al tratamiento. Además, la diferencia de respuesta entre ambos sexos puede tener también un origen genético, como los diferentes índices de linfocitos T-CD4, fisiológicamente menores en los hombres.

El estudio subraya que los hombres deben ser objeto de una atención continuada por parte de los programas de lucha contra esta enfermedad.

Más de 34 millones de personas viven hoy con el virus del sida en el mundo, un 75% de ellos en el África subsahariana. Las mujeres se ven significativamente más afectadas: representan más del 60% de los enfermos del continente africano. La mayor parte de las infecciones se produce a través de relaciones heterosexuales, en las que ellas son fisiológicamente más vulnerables. Sin embargo, entre las personas que tienen acceso a un tratamiento, los hombres presentan una mayor mortalidad. Trabajos llevados a cabo por los investigadores de Epicentro(1) y del IRD en el África subsahariana han demostrado que la respuesta de los hombres a los antirretrovirales, los medicamentos recomendados, es más lenta que la de las mujeres.

El malestar de los hombres

De manera general, los hombres afectados por el sida se someten a tratamiento más tarde que las mujeres (ver ficha de actualidad n° 332). En efecto, más que nada temen quedar socialmente estigmatizados después de que se descubra su seropositividad, por lo que a menudo se diagnostican tarde. Aunque las mujeres representan la mayor parte de las personas infectadas, están más sensibilizadas, gracias, sobre todo, a los programas de prevención de transmisiones madre-hijo(2). A los hombres se les trata con frecuencia en una fase más avanzada de la enfermedad.

Menor eficacia en hombres

Tal y como indica su nombre, el virus de inmunodeficiencia humana, o VIH, ataca el sistema inmunitario. Las personas afectadas ven cómo su índice de linfocitos T-CD4 cae en picado. Los tratamientos antirretrovirales tienen como objetivo eliminar el virus y permitir al organismo que pueda reconstruir progresivamente las reservas de glóbulos blancos, primera línea de defensa contra las infecciones. En 2009, la OMS fijó en 350 linfocitos por microlitro de sangre el umbral recomendado para comenzar a tomar antirretrovirales.

Además de que los hombres empiezan a menudo el tratamiento con un nivel más bajo de estas células , su organismo también reacciona más lentamente a los antirretrovirales. Para determinar el efecto que tiene el género sobre la reconstitución inmunitaria (y, por ende, sobre la mortalidad), los investigadores estudiaron la evolución del índice de linfocitos en más de 13000 pacientes tratados en Malawi, Uganda y Kenia por cuatro programas de “Médicos sin Fronteras” de Francia. Los equipos médicos llevaron a cabo un seguimiento de estos enfermos durante 6 años. Los trabajos mostraron que el nivel de T-CD4 de los hombres aumentaba más lentamente que el de las mujeres. A lo largo de los 6 años de tratamiento, las mujeres recuperaron, de media por año, 20 células inmunitarias más que los hombres por microlitro de sangre. Y esta diferencia a favor de las mujeres fue aumentando con el tiempo, llegando a alcanzar, al cabo de seis años, 140 células más que los hombres por microlitro de sangre. Los hombres tardaban más en llegar al umbral de 500 células por microlitro de sangre, por encima del cual la morbilidad y la mortalidad producidas por el sida son menos elevadas.

La edad también es un factor muy importante: los pacientes menores de 30 años en tratamiento mostraron, al cabo de un año tomando antirretrovirales, índices de glóbulos blancos superiores en 50 células por microlitro de sangre a los de las personas mayores de cincuenta años.

Conductas y biología

La anterior diferencia se explica por una menor observancia de los tratamientos antirretrovirales por parte de los hombres, tal y como había demostrado un estudio anterior realizado en Senegal. Pero también puede tener una explicación biológica: fisiológicamente, los hombres poseen, en efecto, niveles de linfocitos T-CD4 inferiores a los de las mujeres; además, las hormonas de los varones tendrían un efecto negativo en la función del timo, glándula implicada en la maduración de las células inmunitarias. De ahí, pues, el menor potencial masculino para regenerar sus reservas de glóbulos blancos durante el tratamiento.

A pesar de que las mujeres presentan una mayor vulnerabilidad frente al contagio, los hombres deben ser objeto de una atención continuada por parte  de los programas de lucha contra la enfermedad. Hay que llevar a cabo acciones de sensibilización en el conjunto de las poblaciones para luchar contra las discriminaciones, e incitar a los hombres a diagnosticarse antes y a que inicien el tratamiento lo más pronto posible. Cuanto antes comienza el tratamiento, mayores son las posibilidades de supervivencia.

Notas :

  1. Asociación creada por “Médicos sin Fronteras” y trabajos realizados en colaboración con los Hospices de Lyon y la Universidad de esta ciudad.
  2. Las mujeres pueden transmitir el virus del sida a sus hijos durante el embarazo, el parto o con la lactancia.

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