La empresa estadounidense Ferro ultima el desarrollo, en su sede castellonense de Almassora, del primer envase de tubo flexible biodegradable para uso en productos cosméticos, que quiere sacar al mercado en otoño y con el que espera reducir el impacto medioambiental de los actuales envases.
El reto de este nuevo desarrollo se basa en sustituir el tubo flexible actual de polietileno, cuyo origen es petroquímico, por un envase activo biodegradable, según ha explicado a Efe Sergio Torres, investigador de Ferro.
El resultado es un envase basado en bioplásticos, compatible con el cosmético y que al final de su vida útil se descompone en condiciones de compost en materia orgánica para abono, sin generar ecotoxicidad, en un máximo de seis meses.