Cuando un hueso se ve sometido a un ejercicio de carga repetida, su estructura se fatiga y pueden producirse micro roturas muy difíciles de detectar. Por ello, muchas veces lo que se observa en la clínica es una consecuencia de estas micro roturas: una inflamación de la superficie del hueso. Científicos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh) de Burgos han detectado una fractura de este tipo en un fósil de metatarso (un hueso del empeine) de un individuo adulto de la especie ‘Homo antecessor’ hallado en el nivel TD6 del yacimiento de la Gran Dolina, en la Sierra de Atapuerca.

 

El trabajo ha sido publicado en la revista científica International Journal of Osteoarchaeology, con la investigadora Laura Martín-Francés como primera autora. La responsable del Grupo de Antropología Dental del Cenieh y experta en paleopatología María Martinón Torres explica a DiCYT que se trata de un hallazgo excepcional.

 

“En ese pequeño metatarso hemos encontrado un tipo de lesión ósea que se denomina comúnmente fractura de estrés o de marcha. Cuando hablamos de una fractura parece que estamos a acostumbrados a pensar en algo más violento, una partición abierta de hueso en dos partes, y en este caso se trata de una serie de micro fracturas debidas a que el hueso se ve sometido durante mucho tiempo a un ejercicio continuado que al final no es capaz de resistir y se va micro fracturando”, detalla.

 

Por tanto, la importancia del hallazgo radica en que se trata de una patología muy difícil de identificar ya que “son fracturas microscópicas, tampoco muy dolorosas, y la mayoría de veces se curan sin dejar ni una sola marca”. En este caso, los investigadores han logrado detectar la patología por la inflamación de la superficie del hueso derivada de la micro fractura.

 

“Lo que hemos observado es la inflamación del hueso reaccionando a esa lesión, lo que se denomina periostitis, que es lo que nos llamó la atención de que había una lesión en el hueso. Hoy en día estamos aplicando a los fósiles una de las tecnologías más complejas y sofisticadas que existen, la microtomografía axial computarizada o micro-CT de alta resolución, de manera que podemos ver cortes con una precisión de micras. Gracias a esta técnica de la que disponemos en los laboratorios de Microscopía del Cenieh pudimos ver esas microfracturas”, avanza Martinón.

 

Largas distancias a pie

 

Las fracturas de estrés o de marcha son típicas en deportistas de élite como los corredores de maratón, personas sometidas a un ejercicio continuado en el tiempo. “En el Pleistoceno inferior, en torno a un millón de años de antigüedad, podemos suponer que el medio de locomoción más frecuente era ir a pie. Pero al parecer esta especie se desplazaba a distancias considerables y por un terreno irregular, lo que ha podido provocar esa fractura”, agrega la investigadora.

 

En el registro fósil este tipo de lesión no es nada frecuente. En concreto, solo se ha identificado una fractura similar en un neandertal y en un individuo de la Sima de de los Huesos, también en la Sierra de Atapuerca.

 

 

 

¿Un homo antecessor deportista?. Detectan fractura típica de corredor de maratón Referencia Bibliográfica:
Martín-Francés, L; Martinón-Torres, M; Gracia-Téllez, A; Bermúdez de Castro, JM. 2013. Evidence of Stress Fracture in a Homo antecessor Metatarsal from Gran Dolina Site (Atapuerca, Spain). International Journal of Osteoarchaeology. (DOI:10.1002/oa.2310

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