La variante de un gen asociado a la diabetes tipo 2 hace a sus portadores más vulnerables a sufrir accidentes cerebrovasculares. Sin embargo, al seguir una dieta mediterránea, estos mismos pacientes previenen el riesgo de padecer un ictus. El hallazgo, que se publica en la revista Diabetes Care, es el resultado de un estudio de investigadores del Centro Jean Mayer de Investigación de Nutrición Humana sobre Envejecimiento en la Universidad Tufts (EEUU) y el Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER) de Fisiopatología de la Obesidad y Nutriciόn en España.

«Nuestro estudio es el primero en identificar una interacción gen-dieta que afecta al desarrollo de los accidentes cerebrovasculares basado en la intervención nutricional de varios años en miles de hombres y mujeres», declara José M. Ordovás, director del Laboratorio de Nutrición y Genómica Humana del Envejecimiento en la Universidad Tufts.

Los científicos decidieron investigar si la genética contribuye a los beneficios para la salud cardiovascular que se señalaban en el ensayo PREDIMED sobre nutrición en España. Este estudio fue aleatorio y se realizó con más de 7.000 hombres y mujeres a los que se les asignó una dieta mediterránea o baja en grasa, y se les controló para observar sus enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y ataques cardíacos durante casi cinco años.

«El diseño del estudio PREDIMED nos proporciona resultados sólidos que nunca antes habíamos tenido. Al conseguir analizar la relación entre dieta, genética y eventos cardiacos potencialmente mortales, podemos empezar a pensar seriamente en el desarrollo de pruebas genéticas para identificar a aquellas personas que pueden reducir su riesgo de enfermedades crónicas, o incluso prevenirlas, haciendo cambios significativos en la forma de comer», asegura Ordovás.

El trabajo dirigido por Ordovás y, en España, por Dolores Corella del CIBER Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición, se centró en una variante en un gen candidato para la diabetes tipo 2, el TCF7L2, que ya se había relacionado con el metabolismo de la glucosa. Su conexión con el riesgo de enfermedad cardiovascular era incierta.

Portadores homocigotos

Alrededor del 14% de los participantes del ensayo PREDIMED eran portadores homocigotos, que llevaban dos copias de esta variante genética y tenían un mayor riesgo de enfermedad.

«Los portadores homocigotos tenían casi tres veces más probabilidades de tener un derrame cerebral en comparación con las personas con una o ninguna copia de la variante del gen», argumentan. «Llevar una  dieta mediterránea –añaden los científicos– reduce el número de ictus en personas con dos copias de esta variante. La comida que ingirieron los puso en igualdad de condiciones con aquellas personas con una o ninguna copia de la variante genética», explica Ordovás.  

Para los investigadores, este descubrimiento supone un avance  significativo para la nutrigenómica, que es el estudio de los vínculos entre la nutrición, la función de los genes y su impacto en la salud humana.

Por último, señalan que se necesitan más estudios para determinar qué mecanismos pueden estar involucrados en la interacción observada. Asimismo, tienen la intención de continuar sus investigaciones para extraer más datos de PREDIMED sobre otras interacciones entre la  dieta y los genes que puedan estar asociados con ictus o ataques al corazón.

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