La Secretaría de Cultura de la Presidencia (Secultura) de El Salvador confirmó hoy el hallazgo reciente de figuras zoomorfas dedicadas al jaguar, una de las divinidades más importantes de la cultura maya en la antigua Mesoamérica.

     La Secultura informó que la Dirección Nacional de Patrimonio Cultural y la Fundación Nacional de Arqueología de El Salvador (Fundar) realizaron el hallazgo en el Parque Arqueológico Cihuatán, que está ubicado en el municipio de Aguilares, al norte de San Salvador.

     La ciudadela de Cihuatán, que en lengua nahuat significa «Lugar junto a la mujer», está al pie del también emblemático cerro Guazapa, escenario de fieros combates entre la antigua guerrilla Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y el ejército durante la guerra civil entre 1980 y 1992.

     Cihuatán hace tres años fue expoliada accidentalmente luego de que una municipalidad local permitiera la construcción de viviendas para refugiados por un desastre natural.

     La solución de la alcaldía municipal, sin embargo, pasó a ser un escándalo nacional porque la obra destrozó las bases de las antiguas residencias de los mayas que poblaron esta zona en tiempos prehispánicos.

     Además, Cihuatán alberga los restos de dos campos de pelota donde los mayas jugaban un ritual con una bola hecha de caucho.

     Por eso el hallazgo de las figuras dedicadas al jaguar es uno de los descubrimientos más importantes para la Secultura.

     El descubrimiento se trata de 160 fragmentos que formarían unas cinco o seis esculturas felinas.

     El antropólogo y arqueólogo estadounidense, Paul Amaroli, destacó que el descubrimiento y la recuperación de los fragmentos fue realizado entre los meses de febrero y mayo en una estructura de cinco metros cuadrados, que está adosada al extremo sur de la muralla perimetral del centro ceremonial.

     «Pudo haber sido un punto de control o un acceso a la zona amurallada, ya que no se han encontrado otras entradas», describió Amaroli.

     El hallazgo es el segundo después que en 1929 Antonio Sol y un equipo de arqueólogos encontraron en un palco, junto al juego de pelota norte, restos de unas 20 figuras de jaguar.

     «Este descubrimiento tiene mucha importancia para el sitio arqueológico. El hallazgo va a ayudar a entender la función, no solo del muro, sino de la estructura adosada», aseguró la arqueóloga Miriam Méndez.

     Cihuatán fue habitada entre el año 1000 y 1200 de nuestra era y se estima que sus primeros habitantes procedían del centro de México, que tras el colapso maya abandonaron sus aldeas, hacia entre 800 y 900 después de Cristo.

     En el pasado, los arqueólogos han encontrado en el sitio un plato de cerámica estilo mexicano y que incluye figuras de cráneo, una pierna cortada.

    «Escenas de sacrificio, típicas del centro de México que por esos años estaba sobre poblado y tenía  a su vez reinos poderosos, y tal vez la gente sabiendo que el mundo maya estaba en problema optaron por aventurarse por lejanos destinos», especula Amaroli.

     La destrucción de Cihuatán pudo haber ocurrido debido a la invasión de otra cultura local.

     La teoría inicial ahora se refuerza con este nuevo hallazgo, ya que los fragmentos de felinos encontrados «están hechos pedazos, posiblemente por golpes o macanazos».

    «No se quebraron limpiamente, los regaron, y se excavó un hoyo de dos metros de profundidad para enterrarlos», describió Amaroli.

     En la excavación también se encontraron los fragmentos de dos incensarios que al igual que las esculturas felinas habían sido destruidos a propósito.

     «Cihuatán terminó su vida a manos de enemigos, enemigos que no han sido identificados, y que destruyeron lo que era importante para los antiguos cihuatecos», dijo Amaroli. 

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