La misión Gaia de la ESA despegó este 19 de diciembre desde el Puerto Espacial Europeo en Kourou, Guayana Francesa, a bordo de un lanzador Soyuz, comenzando su emocionante misión para censar mil millones de estrellas.
Gaia generará el mapa más preciso de la Vía Láctea, midiendo con precisión la posición y el desplazamiento de un 1% de la población de estrellas de nuestra galaxia. Sus datos nos ayudarán a comprender mejor el origen y la evolución de nuestro hogar cósmico.
El vehículo Soyuz, operado por Arianespace, despegó esta mañana a las 09:12 GMT (10:12 CET). Unos diez minutos más tarde, tras la separación de las tres primeras etapas del lanzador, se encendió la etapa superior Fregat posicionando a Gaia en una órbita temporal de aparcamiento a 175 kilómetros de altitud.
La etapa superior se encendió de nuevo 11 minutos más tarde para situar a Gaia en su órbita de transferencia, antes de separarse del satélite 42 minutos después del despegue. Los controladores del centro de operaciones de la ESA en Darmstadt, Alemania, establecieron el enlace de telemetría y activaron el control de actitud, y el satélite comenzó a activar sus sistemas.
El gran parasol que mantiene a Gaia a la temperatura correcta y sobre el que están instaladas las células solares que generan energía eléctrica para el satélite se desplegó siguiendo una secuencia automática de 10 minutos, que se completó 88 minutos después del despegue.
Gaia ya está en camino hacia su órbita definitiva alrededor de un punto virtual de estabilidad gravitatoria conocido como L2, situado a 1.5 millones de kilómetros de la Tierra en dirección opuesta al Sol.
Mañana se enviará un comando para que Gaia realice el primero de los dos encendidos de sus motores que situarán al satélite en la trayectoria correcta para alcanzar su órbita definitiva. Dentro de unos 20 días se realizará el segundo encendido, con el que Gaia quedará en órbita alrededor del punto L2.
La fase de puesta en servicio, de una duración estimada de cuatro meses, comenzará durante el viaje hacia el punto L2. En su transcurso se encenderán, comprobarán y calibrarán todos los sistemas e instrumentos del satélite. Cuando haya finalizado, Gaia estará preparado para comenzar su misión científica, que se extenderá a lo largo de cinco años.
El gran parasol de Gaia bloqueará el calor y la luz del Sol y de la Tierra, proporcionando el entorno adecuado para que sus sofisticados instrumentos realicen un censo de las estrellas de la Vía Láctea con una precisión y con un nivel de detalle sin precedentes.
“Gaia promete continuar con el legado de la primera misión astrométrica de la ESA, Hipparcos, lanzada en 1989 para desvelar la historia de la galaxia en la que vivimos”, comenta Jean-Jacques Dordain, Director General de la ESA.
“Esta misión se encuentra bien y en camino para empezar a realizar descubrimientos pioneros sobre la Vía Láctea gracias a la experiencia de la industria espacial y de la comunidad científica europeas”.
Al escanear el firmamento de forma repetitiva, Gaia observará cada estrella una media de 70 veces a lo largo de cinco años, estudiando su posición y sus propiedades físicas fundamentales, como su brillo, temperatura o composición química.
Gracias al ligero cambio de perspectiva provocado por el movimiento de Gaia alrededor del Sol a lo largo del año, esta misión será capaz de medir la distancia a las estrellas y, al observarlas repetidas veces a lo largo de toda su misión, apreciar su desplazamiento sobre el firmamento.
La posición, el desplazamiento y las propiedades de cada estrella proporcionarán pistas sobre su historia, y el censo de la Galaxia ayudará a los científicos a descifrar el ‘árbol genealógico’ de la Vía Láctea.
El movimiento de las estrellas se puede ‘rebobinar’ para comprender de dónde vinieron y cómo fue tomando forma la Vía Láctea a través de la fusión de galaxias más pequeñas a lo largo de miles de millones de años, o ‘avanzar’ para vislumbrar cuál podría ser su destino.
“Gaia representa uno de los sueños de los astrónomos a lo largo de toda la historia, desde las primeras observaciones del astrónomo griego Hiparco, que catalogó la posición relativa de unas mil estrellas basándose en sus observaciones a simple vista y aplicando geometría básica”, explica Álvaro Giménez, Director de Ciencia y Exploración Robótica de la ESA.
“Unos 2.000 años después, Gaia generará un censo estelar sin precedentes y, mientras lo hace, también descubrirá nuevos asteroides, planetas y estrellas moribundas”.
Al comparar los resultados de sus múltiples observaciones del firmamento, Gaia detectará decenas de miles de supernovas, el canto del cisne de las estrellas que explotan al agotar su combustible. El minúsculo bamboleo periódico de algunas estrellas podría indicar la presencia de planetas a su alrededor, que perturban ligeramente su órbita.
Gaia también descubrirá nuevos asteroides en nuestro Sistema Solar, y ayudará a determinar mejor las órbitas de los ya conocidos. Finalmente, esta misión también pondrá a prueba la famosa teoría de la Relatividad General enunciada por Albert Einstein.
Al final de su misión, el archivo de datos de Gaia ocupará más de un petabyte (un millón de gigabytes, el equivalente a unos 200.000 DVD). El Consorcio de Procesamiento y Análisis de Datos de Gaia, formado por más de 400 científicos de distintos centros de investigación de toda Europa, será el responsable de procesar y analizar todos los datos recogidos por la misión.
“La misión Hipparcos catalogó 120.000 estrellas; Gaia estudiará 10.000 veces más y con una precisión 40 veces superior”, explica Timo Prusti, científico del proyecto Gaia para la ESA.
“Además de descubrir decenas de miles de nuevos objetos celestes y planetarios, el archivo de datos de Gaia nos proporcionará una nueva forma de ver nuestro vecindario cósmico y su evolución, lo que nos permitirá explorar las propiedades fundamentales de nuestro Sistema Solar, de la Vía Láctea y de nuestro lugar en el Universo”.
“Tras años de duro trabajo y determinación, estamos encantados de ver a nuestra máquina de los descubrimientos en camino hacia el punto L2, donde continuará con la noble tradición europea de estudiar la posición de las estrellas para descifrar la historia de la Vía Láctea”, concluye Giuseppe Sarri, responsable del proyecto Gaia para la ESA.
El satélite fue diseñado y construido por los equipos de Astrium en Alemania, Francia y el Reino Unido.