A Estados Unidos, Canadá, Japón y la Unión Europea en su conjunto no les importa contar con trabajadores migrantes que realmente disfruten de derechos laborales y humanos. 

Sólo resulta de carácter discursivo, en foros internacionales, el querer normar la situación de los inmigrantes, ya que el trabajo “semi-esclavo” de éstos significa un plus en la economía local, afirmó el doctor Alex Munguía Salazar, profesor-investigador de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).

Al dictar la conferencia magistral Los derechos humanos, una perspectiva crítica, desde la migración, realizada en la Sala Agustín Pérez Carrillo de la Unidad Azcapotzalco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Munguía Salazar mencionó que existen tratados, instituciones y pactos internacionales que buscan defender los derechos fundamentales de los trabajadores migrantes, como los Pactos Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales, emitidos por la Organización Naciones Unidas (ONU).

El primero, menciona el analista,  estipula que se debe priorizar el estatus laboral sobre el migratorio, por lo que se convierte en un asunto de carácter del ministerio de asuntos laborales y no de la secretaría de gobernación, tanto en Estados Unidos como en México.

Sin embargo, explicó el investigador, este pacto no fue ratificado por los Estados Unidos, porque al existir trabajadores vulnerables resulta beneficiado, ya que entre mayores restricciones se tengan, menores serán las garantías que se le ofrezcan a los empleados; existen además tres elementos que incrementan su vulnerabilidad: ser mujer, ser indígena y ser menor de edad.

El gobierno norteamericano no ha respetado los tratados internacionales, como el caso Avena, con 54 connacionales sentenciados a muerte, en el cual el Estado mexicano recurrió a la Corte Internacional de Justicia, máximo órgano judicial de la Organización de las Naciones Unidas, en el que demandó inconsistencias jurídicas en el proceso porque los sentenciados no sabían inglés y porque no recibieron apoyo consular.

La corte falló en favor de México; sin embargo, el gobierno estadounidense hizo caso omiso y aplicó la pena de muerte a dos de los mexicanos. 

El investigador de la BUAP sostuvo que México es un ejemplo perfecto para el estudio de la migración, pues es un país atípico en el mundo, que funciona como generador, receptor y paso de migrantes, principalmente por la cercanía con Estados Unidos, y ha albergado de manera temporal o permanente a extranjeros de Centro y Sudamérica, a los cuales también les ha violentado sus derechos fundamentales.

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