En el Monumento Natural Barro Colorado en Panamá hay parcelas de selva que en 15 años no han sido pisadas por uno de los mamíferos neo-tropicales más comunes, el aguti devorador de semillas. Los cerdos salvajes, los venados y los osos hormigueros en gran medida también se han mantenido alejados. Eso es exactamente lo que esperaban Walter Carson y sus colegas cuando cercaron el bosque. Sin embargo, no anticipaban lo que sucedió en los años siguientes.
Carson, profesor de ecología de la comunidad de plantas en la Universidad de Pittsburgh y sus colegas originalmente esperaban que la exclusión de mamíferos terrestres tendría un impacto negativo en la diversidad de plántulas. De hecho, mantener a estas criaturas – que se consideran importantes dispersores de semillas – condujo a un aumento en la diversidad y densidad de árboles.
“Pensábamos que estos mamíferos terrestres eran probablemente la clave para promover una alta diversidad en un bosque tropical”, comentó Carson. “Un estudio de 15 años ha demostrado que esto es, a lo sumo, sólo moderadamente cierto. Ciertamente no juegan el rol que todos pensamos a mediados de 1990s”.
Las cercas siguen en pie así que el tiempo puede contar una historia diferente. Se necesitan muchos años para que los árboles jóvenes se reduzcan en número. “Creo que necesitamos otros 20 años”, comentó. “Si haces experimentos en los bosques tropicales, estos pueden tomar mucho tiempo”.