Un estudio conducido por investigadores argentinos confirma la idea de que el mal del Parkinson y otros cuadros degenerativos se podrían detectar en forma temprana con sencillos exámenes que evalúan la relación entre la actividad cerebral, la comprensión y la expresión de oraciones que aluden a movimientos corporales.
La importancia de este avance es que un diagnóstico precoz favorecería la toma de decisiones médicas en forma oportuna para prevenir ese tipo de patologías o al menos enlentecer su avance.
“Cuando escuchamos palabras relacionadas con acciones como saltar, tocar o aplaudir, se produce un diálogo entre las áreas motoras (relacionadas con esas acciones) y lingüísticas de nuestro cerebro”, explicó a la Agencia CyTA el autor principal del estudio, el doctor Agustín Ibáñez, director del Laboratorio de Psicología Experimental y Neurociencias (LPEN) del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO).
En un experimento anterior, cuyos resultados fueron dados a conocer en 2010 en la revista “Plos ONE” y en 2013 en “Cortex”, Ibáñez y sus colegas demostraron la relación que se establece entre las regiones cerebrales motoras y del lenguaje. Los participantes debían responder a preguntas relacionadas con acciones que implicaban tener las manos abiertas o cerradas, como cuando se aplaude o cuando se toca la puerta.
Los participantes tenían que apretar un botón grande que les permitía responder o con la mano abierta o la mano cerrada a frases que incluían acciones como “aplaudir” o “tocar la puerta”. Además de evaluar la compatibilidad entre la oración y la acción, Ibañez y su equipo estudiaron si la respuesta era rápida o demorada. “En ese estudio demostramos que los pacientes con la enfermedad de Parkinson (con afectación cerebral del sistema motor de los ganglios basales) tenían un alto porcentaje de respuestas erróneas”, destacó el doctor Ibáñez, quien también es investigador del CONICET y co-director del Núcleo UDP-Fundación INECO para las Neurociencias (NUFIN). Los resultados de este trabajo fueron confirmados con estudios que registraban la actividad cerebral directa de las áreas motoras y del lenguaje.
“Al comparar las respuestas del grupo de personas con el mal de Parkinson y las sanas, observamos que se podrían diseñar exámenes de este tipo para detectar en forma temprana ésta y otras patologías neurodegenerativas, es decir, cuando todavía no se han manifestado los síntomas clínicos”, subrayó.
En el nuevo estudio, recién publicado en “Cognition”, Ibáñez y su equipo describieron experimentos similares –en pacientes con Parkinson (con alteración cerebral del sistema motor) y neuromielitis óptica y mielitis traversa (con alteraciones del sistema motor musculoesquelético). Y demostraron que el punto de encuentro en el que se produce el “diálogo” entre los procesos motores y del lenguaje de acción (“agarrar”, “tocar” y otros ejemplos) se halla en el cerebro y no en el sistema musculoesquelético como postulan otras escuelas académicas.
“Es precisamente en la red de neuronas que conforman el sistema motor cerebral que se establece esa interconexión”, afirmó Ibáñez. Y concluyó: “La implicancia teórica, diagnostica y terapéutica de este estudio para estas condiciones es simple. Los cuadros con afectaciones cerebrales motoras presentan déficits tempranos en el lenguaje de acción, un dominio cognitivo no bien explorado, ni tratado, que en un futuro no tan lejano podrá tener aplicaciones en el campo de la salud”.