Hay anticuerpos que en lugar de defender y reparar un corazón con falla cardiaca -condición que le impide bombear suficiente sangre al cuerpo-, participan en el progreso de la enfermedad.
Este descubrimiento, realizado por investigadores de la Cátedra de Cardiología y Medicina Vascular de la Escuela de Medicina del Tecnológico de Monterrey y del Hospital Metodista de Houston, abre nuevos caminos para salvar corazones.
«He estudiado esta enfermedad por 20 años, pero esto es lo más interesante que he hecho», destaca el cardiólogo Guillermo Torre Amione, Rector de TecSalud y co-autor del artículo junto a Christian Assad Kottner, Keith A. Youker, Andrea M. Cordero-Reyes, Jerry D. Estep, Arvind Bhimaraj, Roberto Barrios, Alejandro R. Trevino, José H. Flores-Arredondo y Evaristo Fernández-Sada.
A través del estudio, «High proportion of patients with end-stage heart failure regardless of aetiology demonstrates anti-cardiac antibody deposition in failing myocardium: humoral activation, a potential contributor of disease progression», que fue publicado el 29 de diciembre del año pasado en el European Heart Journal -publicación considerada la más importante del mundo en la especialidad, junto con el Journal of the American College of Cardiology– los investigadores encontraron que en 7 de cada 10 pacientes con su corazón en fase terminal (que requieren trasplante) había anticuerpos que el mismo sistema inmunológico produce en contra del corazón.
Con un modelo de falla cardiaca en un ratón, los investigadores pudieron eliminar esas células que producen dichos anticuerpos anticardiacos.
En Estados Unidos (en México no existen estadísticas al respecto), unas 5.1 millones de personas tienen falla cardiaca y hay unas 300 mil muertes anuales por su causa, de acuerdo con el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre del vecino país.
Anticuerpos que no ayudan
Un infarto, la hipertensión, un virus o problemas genéticos pueden dañar el corazón y causar falla cardiaca, un estado que lo debilita y deteriora.
El Dr. Torre Amione explica que cuando el corazón se hiere por una de estas causas, el tejido dañado crea una respuesta inmunológica que inicialmente es benéfica, pero cuando se activa persistentemente hace que el corazón se deteriore.
«Este tejido que se dañó estimula la célula B, que empieza a producir anticuerpos en contra de esto y estos anticuerpos causan daño subsecuente», señala.
En esta investigación, que inició hace siete años, analizaron el tejido del corazón de 100 pacientes que tenían falla cardiaca.
«Obtuvimos muestras de esos pacientes en el momento que se les estaba haciendo trasplante, el corazón ya estaba muy mal. Tomamos el corazón y nos hicimos la pregunta: «¿Hay evidencia de que en este corazón hay anticuerpos que el mismo organismo está produciendo en contra del corazón?»», explica Torre Amione.
Los resultados fueron afirmativos: 7 de cada 10 pacientes tenían anticuerpos que se estaban produciendo en el organismo y que iban y atacaban el corazón. Además encontraron que antes de producirle falla cardiaca a un ratón, si le eliminan las células B que producen los anticuerpos, el animal no se enferma o se enferma mucho menos.
«Encontrar todos esos elementos, donde una observación en humanos te lleva a hacer un estudio en un animal y luego te lleva a hacer una oferta de tratamiento, no es fácil», destaca el miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel 3.
Torre Amione agrega que las observaciones obtenidas en este estudio justifican iniciar un nuevo protocolo de investigación, ahora con humanos.
«Vamos a darles medicamentos para disminuir la producción de esos anticuerpos para ver cómo cambiamos la historia de los pacientes con falla cardiaca, con la posibilidad de que se mejoren», destaca.
Este trabajo comenzará en unos cuatro meses en el Centro Médico Zambrano Hellion y en el Hospital San José del Tecnológico de Monterrey en asociación con el Hospital Metodista de Houston y con otra institución aún no confirmada.
Recientemente el Rector de TecSalud, recibió un reconocimiento por parte del Tecnológico de Monterrey por su destacada labor como investigador en el área de salud al ser el de más alto nivel en este universidad, con 139 artículos publicados, 6 mil 871 citas referenciales y estar situado en el índice H 40. La distinción se dio en el marco del Día del Investigador, durante el 44° Congreso de Investigación y Desarrollo.