Alberto Reyes Ballesteros, ingeniero mecánico electricista egresado de la Universidad Veracruzana (UV) y maestro en Inteligencia Artificial por el Laboratorio Nacional de Informática Avanzada, indicó en términos entendibles y con un lenguaje totalmente coloquial un asunto por demás especializado: la planificación con teoría de decisiones y sus aplicaciones.
En su charla, realizada en el auditorio del Departamento de Inteligencia Artificial de la UV, expuso que es común admitir que la mente se compone de un conjunto finito de estados y que todo es determinista, que todo lo que pensamos aporta efectos decisivos, que contamos con observabilidad completa y que todos los sensores con que se ha dotado un sistema tiene el poder de recuperar exactamente el estado en que nos encontramos.
El integrante del Instituto de Investigaciones Eléctricas de Cuernavaca, donde desarrolla proyectos en el área de Instrumentación de Procesos, habló de los procedimientos estocásticos y de la aplicación de esta técnica en la música, gracias a un compositor-arquitecto de origen griego llamado Iannis Xenakis, fallecido en 2001, quien es considerado uno de los máximos exponentes de la música avant-garde.
Xenakis empleó las técnicas estocásticas en la generación de sus obras, lo que propuso una suerte de “azar controlado”. Mediante la imposición de un valor matemático a una serie de notas musicales, al combinarlas en ecuaciones, el resultado fue toda una creación musical casi aleatoria aunque con elementos de cierta improvisación dictados por el resultado algebraico.
Asimismo, disertó en torno a los problemas que implicaba el empleo de los planificables clásicos, en que la representación del tiempo es implícita y en los cuales la planeación de los procesos se lleva a efecto fuera de línea.
Expuso una serie de gráficas de planificadores que se basan en lógica de primer orden; ejemplos sencillo que ilustran planes iniciales que, curiosamente, para los planificadores automáticos no lo son porque existen restricciones o porque pueden registrarse cambios en el ambiente imperante, terremotos o inconvenientes fuera del común denominador.
“Las posiciones de estados iniciales son importantes para que los manipuladores nos guíen sobre superficies a fin de manipular lo que deseamos. Alimentar los sistemas automáticos es generar una secuencia de acciones que nos permite guardar información en un controlador que interactuará con el sistema, mismo que nos solicitará lo que deseamos hacer y qué planeamos. Las observaciones en la planificación clásica están sujetas a las acciones fuera de la ejecución del plan”, indicó el especialista.
“De estas decisiones surgen paradigmas que no son clásicos, cuando nos basamos en la lógica; nos alejan hacia una lógica que apunta hacia características o valores continuos”, concluyó.