Usa el autobús todas las mañanas, prepara sus propios alimentos, está en contra de la legalización del aborto, los matrimonios entre personas del mismo sexo y el ordenamiento de las mujeres, cuyo argumento son las citas del primer libro de Timoteo 2: 11 al 15: “La mujer aprenda en silencio, con toda sujeción. Porque no permito a la mujer enseñar ni ejercer dominio sobre el hombre, sino estar en silencio. Porque Adán fue formado primero, después Eva; Adán no fue engañado, sino que la mujer, siendo engañada, incurrió en transgresión. Pero se salvará engendrando hijos, sin permaneciere en fe, amor y santificación, con modestia”.
Viste sin lujo y visita a los pobres, es amante del tango y la ópera, hincha del San Lorenzo de Almagro y asiduo lector de Jorge Luis Borges.
Es Jorge Mario Bergoglio, es heredero “del trono de San Pedro”, elegido para el cargo 13 de marzo de 2013, en la quinta votación efectuada durante el segundo día del cónclave. Es el líder religioso más influyente del mundo, el hombre que a sus 12 años le dijo a su amada Amalia “si no me caso con voz me hago cura”.
Hijo de un trabajador ferroviario y una ama de casa, es crítico del capitalismo, del consumismo y la economía de mercado.
Francisco I, el pontífice número 266 en la historia de la iglesia católica, asistió a una escuela pública en el barrio porteño de Flores en Buenos Aires, Argentina, donde se graduó como técnico en química. En 1858, a los 22 años, ingresó como novicio a la Compañía de Jesús. Viajó a Santiago de Chile, donde llevó a cabo estudios en humanidades, para luego volver a la capital argentina para dedicarse a la docencia de literatura y psicología en el Colegio de El Salvador. En diciembre de 1969, a sus 32 años de edad, fue ordenado sacerdote.
Su historial se compone de innumerables cargos que culminan en el de jefe del estado Vaticano, nombramiento adquirido el 13 de marzo de 2013.
Un papa enamorado
“Si no me caso con voz me hago cura”, fue la declaración de amor que a los 12 años le hizo Jorge Mario Bergoglio a su querida Amalia, a quien conoció en la secundaria en el barrio humilde de las Flores en Buenos Aires.
Sin embrago, la oposición de los padres de ella al matrimonio truncó el noviazgo, y Bergoglio cumplió con su promesa de entregar su vida a la Iglesia.
Amalia lamenta que Bergoglio no pudiera oficiar la ceremonia de su boda con su actual marido en la parroquia del barrio, pero recuerda emocionada ese suceso, que reveló a los medios de comunicación de su país apenas se hizo oficial el nombramiento de Francisco.
Un papa literato
Lector de escritores argentinos como Jorge Luis Borges, así como del autor ruso Fiódor Dostoyesvski. Al primero, aún con posturas sobre la iglesia y la fe, como lo reveló en un diálogo con el premio Nobel de Literatuta Seamus Heaney.
Para el argentino -dijo Borges-, ser católico es más una cuestión social que espiritual. Significa que uno se alínea con la clase, el partido o el grupo social correcto. Nunca me interesó este aspecto de la religión. Sólo las mujeres parecían tomar la religión en serio. Cuando era niño, cuando mi madre me llevaba a misa, yo rara vez veía a un hombre en la iglesia. Mi madre tenía una gran fe. Creía en el paraíso; y quizá su creencia significa que ahora ella está allí. Aunque ahora ya no soy un católico practicante y no puedo compartir su fe, sigo entrando en su habitación todos los días a las cuatro de la mañana, la hora en que murió hace cuatro años (¡tenía 99 años y le aterraba cumplir cien años!) para rociar agua bendita y rezar el Padre Nuestro como ella lo pidió. ¿Por qué no? La inmortalidad no es más extraña ni increíble que la muerte. Como mi padre agnóstico solía decir: «Dado que la realidad es lo que es, el producto de nuestra percepción, todo es posible, incluso la Trinidad». Creo en la ética, que las cosas en nuestro universo son buenas o malas. Pero no puedo creer en un Dios personal. Como lo dice Shaw en Major Barbara: «He dejado atrás a la Desposada del Cielo». Me siguen fascinando los conceptos metafísicos y alquímicos de lo sagrado. Pero esta fascinación es más estética que teológica.
Además Francisco I es autor de 12 obras principalmente teológicas, entre las que se encuentra Diálogos entre Juan Pablo II y Fidel Castro (1998), el cual escribió cuando era asistente del Papa Viajero y participó en el histórico viaje a La Habana.
Va a caminar y con los pobres: Solalinde
Para el presbítero Alejandro Solalinde Guerra, defensor de los derechos humanos de los migrantes, coordinador de la Pastoral de Movilidad Humana Pacífico Sur del Episcopado Mexicano y director del albergue “Hermanos en el Camino” que proporciona asistencia humanitaria e integral además de orientación a los migrantes de Centro y Sudamérica, en su paso a Estados Unidos de Norteamérica, el elegir un papa argentino es una estrategia de la Iglesia Católica para una renovación, ya que América Latina, en específico Brasil y México, congregan a la mayor parte de fieles en el mundo. No obstante, ve como buena señal la llegada de Bergoglio, un sacerdote de perfil bajo, de cuna humilde y defensor de los principios básicos de la iglesia.
«El futuro próximo de la iglesia católica está en América, por eso nombraron un Papa americano, era lógico, es una estrategia».
La elección del nuevo Papá es un cambio en la iglesia Católica, «su nombre es camino porque no conozco a ningún Francisco, no hay antecedente más que de Francisco de Asís, el referente es el volver al camino de la pobreza, de la sencillez; eso es muy importante, es un símbolo de amor», dijo en una entrevista para la Agencia Informativa de la Izquierda Mexicana.
A pesar de que el mundo, en su mayoría, ha recibido con agrado el ungimiento del primer “Vicario de Cristo” de origen Latinoamericano, en su país revivieron las acusaciones sobre su presunto vínculo con la dictadura militar argentina (1976-1982).
De acuerdo con una publicación de la revista Proceso a Bergoglio se le cuestionó por no haber protegido a dos sacerdotes jesuitas que trabajaban en las barriadas pobres y fueron detenidos clandestinamente por el gobierno. Ambos párrocos estuvieron presos durante cinco meses.
Tal hecho consta en el libro El silencio, escrito por el periodista Horacio Verbitsky, quien se apoyó en los testimonios de uno de esos jesuitas detenidos, el padre Orlando Yorio, ya fallecido, refiere el periodista Rodrigo Vera.
Por su parte, añade, el sociólogo Fortunato Mallimacci, de la Universidad de Buenos Aires, dijo sobre Bergoglio: “La historia lo condena: lo muestra como alguien opuesto a todas las experiencias innovadoras de la Iglesia, y sobre todo en la época de la dictadura; lo muestra muy cercano al poder militar”.
Mallimacci apoya su dicho en los testimonios de varios testigos y víctimas que relataron como Bergoglio no sólo no ayudó, sino que además perjudicó a numerosos sacerdotes y laicos que fueron secuestrados, torturados y desaparecidos.
El ahora papa siempre ha dicho que son falsas acusaciones. Y se apoya en el hecho de que, sobre el asunto, jamás se le abrió un proceso penal en su contra.