Edward Teller, el «padre de la bomba H», por haber desarrollado la bomba de hidrógeno (la primera que se detonó tuvo una potencia 2,500 veces más fuerte que las atómicas que se arrojaron sobre Hiroshima y Nagasaki), nació el 15 de enero de 1908 en Budapest (Hungría) en el seno de una próspera familia de origen judío. Cursó estudios en Alemania, en el Instituto de Tecnología de Karlsruhe y en las universidades de Munich y Liepzig.
Teller fue miembro de un grupo de destacados científicos que huyó de la Alemania de Hitler y terminó trabajando en el Proyecto Manhattan, el programa secreto para desarrollar la bomba atómica.
Muy pronto se interesó por la física atómica, primero con Niels Bohr en Copenhague y, posteriormente, en Gotinga. En 1935 emigró a Estados Unidos, y cinco años más tarde trabajó en Chicago con el equipo responsable de la primera reacción nuclear en cadena autosostenible.
Obtuvo en 1941 la nacionalidad estadounidense.
Trabajó junto al físico Enrico Fermi en éste y en otros proyectos sucesivos en las Universidades de Columbia, de Chicago y en Los Álamos, Nuevo México.
En 1943, Teller fue uno de los primeros en incorporarse al Proyecto Manhattan, en Los Álamos. Aunque el objetivo principal era el de construir una bomba de fisión, Teller empezó a considerar la posibilidad teórica de diseñar una mucho más poderosa bomba de fusión termonuclear.
Aún así, en unas declaraciones que hizo a la prensa Teller decía que «lamentaba la decisión de Truman de lanzar la bomba A sobre las ciudades japonesas» y concluía que «deberían haberse probado primero de una forma que hubiera impresionado suficientemente a los líderes japoneses como para poner fin a la guerra».
La obtención del arma nuclear por parte de los soviéticos en 1949 reafirmó su ferviente posición anticomunista.
Ante esto, insistió con el presidente Harry Truman de la necesidad de fabricar y poseer una potente bomba de hidrógeno para proporcionar al país una defensa nacional fuerte y continuada capaz de intimidar a la Unión Soviética y de superar el desarrollo de armas nucleares de fisión.
Así comenzó a trabajar en una arma más efectiva, la bomba de hidrógeno, de la cual es considerado el principal arquitecto; tras varios años de trabajo, el primer ingenio termonuclear fue probado con éxito en el atolón de Enewalk, en el Océano Pacífico, en 1952. Esta primera bomba H tenía una potencia 2500 veces mayor que las bombas atómicas lanzadas en 1945 sobre Hiroshima y Nagasaki.
En el desarrollo de este ingenio termonuclear fueron destacadas las contribuciones de Teller, Stanislaw Ulam, Hans Bethe (antiguo director de la división técnica del Proyecto Manhattan) y del joven físico Richard Garwin.
Abandonó la enseñanza en 1975 pero permaneció como director emérito del laboratorio de radiación.
Fue consejero del gobierno de Estados Unidos en cuestiones de armamento nuclear y en 1982-1983 apoyó firmemente el programa de Iniciativa de Defensa Estratégica.
Fue un influyente miembro de la Academia Americana de Artes y Ciencias, la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia y de la Sociedad Nuclear Americana. Entre los honores más importantes que recibió en vida se encontraban el Premio Albert Einstein, el Premio Enrico Fermiy la Medalla Nacional de Ciencias. Menos de dos meses antes de su muerte recibió la Medalla Presidencial de la Libertad (Presidential Medal of Freedom) de manos del presidente George W. Bush.
Edward Teller falleció el 9 de septiembre de 2003 en su casa del campus universitario de Stanford a causa de un infarto, donde fue en sus últimos años un destacado investigador y defensor de la política energética en la Institución Hoover.