Investigadores mexicanos y estadounidenses trabajan en el desarrollo de una vacuna capaz de detener la enfermedad de Chagas y se espera que pueda estar al alcance de la población en los próximos tres años.
En el trabajo científico participan el Baylor College Medicine, el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados, la Universidad Autónoma de Yucatán, el laboratorio Birmex y Sabin Vaccine Institute; el financiamiento corresponde al Instituto Carlos Slim de la Salud.
Hasta ahora, el medicamento que mejores resultados ha mostrado ante el mal de Chagas es el benznidazol. “Sin embargo, cuando se administra en personas recién infectadas tiene una efectividad del 60 por ciento al detener el avance de la enfermedad. Además aun manifiesta ciertos efectos secundarios que propician que el afectado abandone muchas veces el tratamiento”, señala la doctora María Elena Bottazzi, del Baylor College Medicine, quien conduce el proyecto de la vacuna terapéutica, llamada así porque aún se encuentra en la fase experimental.
“Cuando escuchamos la palabra vacuna la relacionamos con prevención, en este caso de complicaciones cardíacas, pero ésta ha demostrado mejor tolerancia, tiempo de eficacia y puede utilizarse en conjunción con benznidazol”, explicó la investigadora estadounidense.
El mal de Chagas es también llamada la enfermedad de los pobres, ya que afecta a la población de escasos recursos en zonas rurales, principalmente. Es provocada por el parásito Trypanosoma cruzi y transmitido por transfusión sanguínea o por la picadura de la chinche hocicona o besucona.
Si el padecimiento no es detectado durante los dos primeros meses, o fase temporal, pasa a su fase crónica, en la que los parásitos se trasladan por el torrente sanguíneo hacia los tejidos del corazón y al sistema digestivo, a los cuales irán minando paulatinamente.
Sus síntomas pueden ir desde mareos y problemas digestivos, dolores abdominales, palpitaciones y dificultad para deglutir; al paso del tiempo se presentará insuficiencia cardiaca por deformación del miocardio, y en los casos más severos la anomalía de ritmos cardíacos que podrían causar una muerte súbita.
De acuerdo con la organización Médicos sin Fronteras, en América Latina ocho millones de personas padecen la enfermedad de Chagas y 25 millones están en riesgo de infectarse, de los cuales 30 por ciento desarrollará problemas cardiacos; en México afecta a 1.1 millón de habitantes.
La enfermedad puede ser tratada con medicamentos; sin embargo, menos de uno por ciento de los infectados tienen acceso a ellos, además de que los disponibles requieren mucho cuidado para su administración.
La doctora María Elena Bottazzi destacó que con la vacuna terapéutica se han realizado pruebas de laboratorio con roedores y perros infectados por T. cruzi y se observó que la enfermedad se detuvo en 80 por ciento, y que administrada de manera preventiva protege de la presencia del parásito en la sangre.
La investigadora del Baylor College Medicine hizo hincapié en que se está analizando su eficacia en un grupo control de humanos infectados en México, de manera que se espera que en los siguientes tres años se concluyan todas las pruebas para la obtención de una vacuna que prevenga y detenga el mal de Chagas, y que esté disponible para la población.
Por otra parte, el doctor Roberto Tapia Conyer, director del instituto Carlos Slim de la Salud, apuntó que en parasitología, “México tiene mucho que mostrar pero también mucho que aprender. El mundo es muy noble todavía; muchas de las organizaciones sociales fijan las prioridades y cómo abordarlas, de manera que su labor es conectar a investigadores, a científicos y a productores de vacunas para que se desarrollen y fabriquen los productos que puedan estar al alcance de la gente, que es el objetivo final”.