Imposible proseguir con el actual modelo de nación, se requiere una reforma intelectual y moral de la sociedad con su concomitante transformación económica, aseveró el doctor Francisco Piñón Gaytán, profesor-investigador del Departamento de Filosofía de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Durante la Primera Jornada de Ética Pública y Buen Gobierno, organizada por la Unidad Iztapalapa de la UAM y el Centro en Investigaciones en Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de México, dijo que hay que construir una política en ética pública para replantear el tema de la justicia social.
“Tenemos que abandonar los viejos humanismos que no sienten al pueblo, cohesionar el arte y la política, la ética política y la economía” y proyectar “una ética pública no sólo del individuos y su cambio de consciencia, también de actitudes”.
Para abrir las perspectivas de un nuevo camino “falta ponerse de acuerdo en el establecimiento de una serie de valores mínimos que permita el cambio, además de salvar la tierra que está en peligro de extinción”.
La culpa es de la cultura anglo que “ha cristalizado el cálculo y la medida, el bienestar de pocos y la pobreza de muchos, usado la técnica, la seriación y el negocio como credo de la religiosidad de la compra y venta”.
El doctor en Filosofía consideró que “el Estado nación está en una urgente necesidad de empezar de nuevo, en el sentido de pertenencia a una nación que abarque a todos los estratos sociales, al pueblo en su expresión general, donde el mexicano de la élite económica boyante, la gran burguesía, tenga un sentido nacional”.
Los políticos como grupo del estado gobernante deben enarbolar, no sólo los intereses exclusivos de una clase económicamente activa, también los de la nación.
En ese proceso de consolidar un nuevo estado nación, la renovación incluiría la cultura y la universidad retomaría los viejos vientos europeos de justicia, equidad, igualdad, que evalúen nuestras propias necesidades, donde el pueblo sea el centro.
El investigador señaló que urge instrumentar una ética pública y un buen gobierno, la política pública ha carecido de valores, por eso crece la corrupción.
Al recordar que la ley debe implicar justicia y castigo a los corruptos, consideró que con los graves problemas que se tienen, “las formas democráticas pasan a segundo término, sólo queda salvarnos”.
Esto se debe a que “la humanidad entera perdió el rumbo, el sentido de pertenencia a un mundo, a la raza humana nos ha faltado la responsabilidad del entendimiento, la inteligencia, la justicia y la razón”. Y mientras no se armonice la racionalidad y la razón con el sentido de comunidad, el mundo seguirá clamando justicia.
El especialista en Filosofía Política y Ética, Filosofía Grecolatina y Filosofía Política de la Escuela Italiana, dijo que la universidad es el lugar ideal para discutir los problemas nacionales. Porque es el espacio “para que se ventilen todas las razones, todos los caminos, para que se hagan posible, estructuralmente, todas las discusiones y lo mejor salga convertido en ciencia, derecho, ética, que contribuya a la política”.
Piñón Gaytán recordó que en sus inicios la cultura occidental reconocía el sentido de pertenencia para vivir en una comunidad, incluso la joven clase burguesa combativa, brillante, revolucionaria e inteligente, hizo posible el trabajo comunitario. Pero se distanció cuando adquirió el gusto sólo por el dinero, “se enamoró tanto del poder que lo sacralizó, lo volvió economía pura, utilitarismo en los pueblos sajones”.
El ejemplo es Estados Unidos, el pueblo más violento y guerrero de la humanidad, que sabe cómo infiltrarse y conquistar, incluso por medio de sus grandes universidades.