El caso Ayotzinapa deja claro que son los jóvenes los actores y sujetos más importantes de lo que está sucediendo en México y América Latina porque son quienes mejor vehiculizan el descontento social de la protesta callejera y dan cuenta de la debacle del modelo neoliberal y del proyecto civilizatorio, señaló el doctor Alfredo Nateras Domínguez, profesor-investigador del Departamento de Sociología.
En el Seminario Interdisciplinario sobre experiencias sociales y subjetividades: entre representaciones y prácticas sociales, celebrado en la Unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), destacó que las violencias representan relaciones asimétricas de poder donde a las y los jóvenes se les ha ubicado como sujetos de violencia cuando la ejercen y objetos de ella cuando la padecen.
Sin embargo, agregó, lo que más se enfatiza en la construcción del imaginario es que son quienes la ejercen. Como la lectura que hacen los medios de comunicación donde supuestos anarquistas queman los emblemas del Estado.
Pero en realidad, indicó, todo el ámbito es desfavorable: en lo familiar, en el escolar donde no sólo está el bullying con los pares, sino incluso el cuerpo académico que ejerce presión sobre los jóvenes. El otro es en torno a la ciudad, el enemigo público número uno para los jóvenes son los cuerpos de seguridad del Estado: se es sospechoso de ser joven y peor aún de ser joven y estudiante.
En la mesa Miradas psicosociales al caso Ayotzinapa, dijo que existe una criminalización de la protesta y malestar social desde hace tiempo, la cual se suma a la criminalización de la condición juvenil por sus prácticas sociales, sus expresiones culturales y sus posicionamientos políticos.
Este ambiente permite un atropello sistemático de los derechos humanos y peor aun cuando se vincula a jóvenes, pobres, morenos, de colonias populares y con cierta estética corporal. La adscripción identitaria juega un papel determinante especialmente la relativa a ser estudiante.
El Estado está resquebrajado, prácticamente ha desaparecido y está fuertemente penetrado por el crimen organizado, por lo que ejerce gran ilegalidad cuando según él quiere ser legal.
Nateras Domínguez consideró que este es un Estado terrorista que se fue entramando a través de las familias en el poder y su relación con el crimen organizado, frente a eso hay nuevas formas de participación social y política de las juventudes. De tiempo atrás la política se vació de sentido, de ideología y una de las claves significativas para entender las formas de participación dentro de la protesta es la clave cultural, cuyas expresiones ya no pueden ser comprendidas tan fácilmente con las categorías de análisis que tenemos.
Recomendó reaccionar primero documentando lo que está sucediendo, porque son sucesos muy rápidos de una fugacidad impresionante donde van surgiendo los sentidos y significados. Otra pista es abordar las afectividades como el miedo. El miedo cuando se marcha y el uso político del miedo para activar la protesta.