La tecnología de la UAM-A degrada los residuos de la prenda, reduce su volumen en 80 por ciento y permite el desarrollo de hongos comestibles.
México es el tercer país consumidor de pañales desechables a nivel mundial, y éstos constituyen entre el cinco y el 11 por ciento de la composición de la basura, lo que motivó a una científica mexicana a diseñar una tecnología capaz de degradar los materiales de ese producto a partir del cultivo de hongos de la especie Pleurotus ostreatus (seta).
El proyecto, a cargo de la maestra Rosa María Espinosa Valdemar, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Azcapotzalco (UAM-A), se titula “Alternativas de tratamiento de pañales desechables”, y consiste en degradar los pañales infantiles utilizándolos como base para el cultivo de setas, para lo cual es preciso esterilizarlas por medio de autoclave (calor a presión), desmenuzarlas y preparar con ellas la zona donde se desarrollarán.
“La idea surgió tras considerar que las setas se alimentan de celulosa, material que contienen los pañales en mayor proporción, aunque también poseen elementos sintéticos no biodegradables, como polietileno, polipropileno, así como un gel súperabsorbente (poliacrilato de sodio) que concentra los líquidos”, apunta.
En cuanto al procedimiento, la maestra Espinosa Valdemar explica que el primer paso consiste en obtener los pañales (sólo los que contienen residuos líquidos). Luego, se esterilizan por medio de autoclave, se muelen y mezclan con algún otro material que contenga una sustancia llamada lignina (que el hongo también necesita para nutrirse), la cual se encuentra, entre otros, en pasto, paja, orujo de uva, café o corona de piña. Este preparado, que es donde van a desarrollarse las setas recibe el nombre de sustrato.
“Por otro lado, tenemos que reproducir al hongo y obtener lo que comercialmente llamamos semillas, que es el crecimiento de las esporas del hongo sobre alguna semilla de trigo o sorgo. El producto obtenido se esparce sobre el sustrato (contenido en bolsa de plástico) y se mantiene de dos a tres semanas en la oscuridad con humedad y temperatura controladas, para luego exponerlos a una fase luminosa”, describe.
Agrega que después de 2.5 a tres meses, el pañal se degrada y reduce su volumen y peso hasta en 80 por ciento. “Por ejemplo, si aplicamos la presente tecnología en un kilo de pañales al final del proceso quedará disminuido a 200 gramos y se obtendrán 300 gramos de setas”, subraya la investigadora.
Los materiales plásticos que tienen los pañales aportan ciertos beneficios al proceso, pues al ocupar espacio permiten que exista una mejor aireación y descompactan la zona de cultivo.
Por otra parte, después de que se desarrollan los hongos quedan restos de material con el gel que retiene los líquidos; si éste puede recuperarse podría aplicarse en suelos con baja retención de humedad “lo que para las tierras áridas de México es como ‘oro molido’, ya que permitiría disminuir la cantidad de riego, resalta la catedrática de la UAM.
Una vez que las setas se cosecharon, la maestra Espinosa Valdemar y su equipo decidieron probarlas. “Estábamos seguros de que no contenían sustancias contaminantes ni microorganismos infecciosos, ya que realizamos un análisis y encontramos que su contenido de proteína, grasa, vitaminas y minerales es igual que el de los hongos comerciales. No tendrían por qué se diferentes, sobre todo porque los pañales se esterilizan”, relata.
Ahora bien, resulta importante aclarar que tales experimentos se han efectuado a pequeña escala, y las setas cultivadas jamás han salido del laboratorio por lo que no están a la venta. “El proyecto no está pensado para producir hongos dirigidos al consumo humano, ya que el principal objetivo es deshacerse de los pañales para no deteriorar más el ambiente, y lo que aporte extra ya es ganancia. No obstante, las setas podrían usarse como complemento para alimentar ganado, el gel puede utilizarse para aumentar la retención de humedad en algunos cultivos y el plástico puede enviarse a reciclaje”, aclara la científica.
Es importante destacar que bajo dicho procedimiento, que cuenta con una patente, sólo pueden cultivarse setas, pues otro tipo de hongos, como el champiñón, requieren condiciones mucho más estrictas, por ejemplo, la tierra de cultivo debe tener características químicas muy especiales.