Hace unos 12.800 años, tuvo lugar una mini-era glacial, una etapa un tanto extraña a la que se conoce como Periodo Younger Dryas (o Dryas Reciente) y que corresponde a un evento brusco de enfriamiento y sequía que coincidió con la extinción de cuantiosos mamíferos de gran tamaño corporal, incluyendo al mamut lanudo. En América del Norte, que sufrió los peores efectos, grandes animales, incluyendo mastodontes, camellos, perezosos gigantes (que vivían en el suelo en vez de en los árboles), y tigres dientes de sable, desaparecieron. Los humanos que cazaban a bastantes de esas bestias, subsistiendo en buena parte de su carne, y que eran integrantes de lo que los arqueólogos conocen como la Cultura Clovis, también sufrieron las graves consecuencias de la catástrofe, directas o indirectas, hasta el punto de que dicha Cultura Clovis como tal se desvaneció.
Hace años que se debate la hipótesis de que esa pequeña edad de hielo, las extinciones de esos grandes animales, y la desaparición de la Cultura Clovis, fueron una cadena de desastres iniciada por el impacto de un cometa o asteroide en Norteamérica hace unos 12.800 años.
Ahora, los resultados de una nueva investigación respaldan esa hipótesis de que fue un impacto cósmico sobre Norteamérica lo que provocó esa mini-era glacial. Tras analizar evidencias nuevas y otras ya disponibles, los autores del estudio, de 21 instituciones en Estados Unidos, España, México, Dinamarca, Países Bajos y Japón, han dictaminado que el impacto de un objeto cósmico, como un cometa o un asteroide, sería la única hipótesis verosímil para explicar todos los sucesos inusuales al principio del Periodo Younger Dryas. Además, creen que la clave del misterio de aquella mini-era glacial reside en nanodiamantes esparcidos por Europa, Norteamérica y partes de Sudamérica, en un área de 50 millones de kilómetros cuadrados.
Esos nanodiamantes (de tamaño microscópico como su nombre sugiere), ciertas clases de vidrio natural, esférulas de carbono y otros materiales, todos ellos de tipos que solo se forman a temperaturas muy elevadas, se encuentran en abundancia a lo largo y ancho de esa área de 50 millones de kilómetros cuadrados, en una capa delgada situada a solo unos metros de la superficie de la Tierra. Dado que estos materiales se formaron a temperaturas por encima de los 2.200 grados centígrados, el hecho de que se encuentren juntos tan cerca de la superficie sugiere que fueron probablemente creados por un impacto extraterrestre importante.
Además de respaldar la hipótesis del impacto cósmico, el estudio también aporta pruebas que refutan a varias hipótesis alternativas sobre la formación de los nanodiamantes en esa capa formada en tiempos del Younger Dryas. Tales hipótesis defienden que las causas de la mini-era glacial son fenómenos violentos exclusivamente terrestres.
En la investigación han trabajado, entre otros, J. Emili Aura Tortosa, del Departamento de Prehistoria y Arqueología en la Universidad de Valencia, España; Jesús Francisco Jordá Pardo, de la Facultad de Geografía e Historia en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) en Madrid, España; Isabel Israde-Alcántara, del Departamento de Geología y Mineralogía en el Instituto de Ciencias de la Tierra, adscrito a la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, en Morelia, Michoacán, México; y Charles R. Kinzie, del Departamento de Química en la Universidad DePau, en Chicago, Illinois, Estados Unidos.