Para Rubén López parecía sólo un día más de trabajo. La orden que recibió la mañana del pasado 15 de abril parecía sencilla, aunque laboriosa: consistía en instalar un anuncio espectacular en la lateral del Periférico, al sur de Distrito Federal. Con la experiencia y seguridad de tres años es ese empleo, Rubén escaló el alto poste en apenas unos segundos, listo para comenzar su labor. Cuando alcanzaba ya el último peldaño de la escalera, resbaló y se precipitó en caída libre desde una altura de ocho metros, hasta estrellarse de lleno en el pavimento.
Unos minutos más tarde, Rubén era trasladado, inconsciente y en estado crítico, a un hospital público, donde las radiografías revelarían una doble fractura de su columna vertebral, una lesión de médula espinal que en más del 90% de los casos deja secuelas permanentes.
*******************************************************************************
Afortunadamente para Rubén, no había en su futuro una silla de ruedas, sino el antibiótico dapsona, que en su formulación soluble fue desarrollado por el doctor Luis Camilo Ríos Castañeda, profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
“La aplicación de dapsona soluble en las 12 horas posteriores a un traumatismo de médula espinal o cráneo-encefálico, detiene la muerte de las neuronas, evitando que el paciente quede afectado de la función motora de la mitad de su cuerpo o pierda la capacidad del habla”, explica el Dr. Ríos Castañeda.
Diez años de investigación
Luego de casi diez años de investigación clínica, el especialista determinó que la dapsona actúa como neuroprotector al prevenir la muerte de neuronas y no solo como un simple antibiótico. Los resultados de sus investigaciones revelaron que los pacientes sometidos a ensayos clínicos lograron revertir entre 70 y 90 por ciento las secuelas más graves de un traumatismo severo de médula espinal.
El neurocientífico mexicano detalla la labor de investigación que permitió llevar la dapsona soluble del laboratorio al quirófano en menos de una década: “En lugar de buscar y sintetizar una nueva molécula, nosotros buscamos entre las miles de moléculas viejas que ya existen para encontrarles nuevos usos de acuerdo a sus mecanismos de acción”, explica el neurocientífico, quien forma parte del Sistema Nacional de Investigadores de México- SNI.
La dapsona es un antibacteriano que se sintetizó en 1908, pero fue hasta 1940 cuando inició su uso en dermatología –en forma de crema o polvo- para el tratamiento de la lepra y las dermatosis inflamatorias.
El enfoque práctico en el desarrollo de medicamentos -basado en fármacos ya conocidos y de patente libre- seguido por el Dr. Ríos Castañeda y su equipo también ha significado un enorme ahorro de recursos públicos para México. “Nosotros no necesitamos invertir los diez millones de dólares que se requieren para desarrollar una nueva molécula, sacarla al mercado y demostrar que es segura, como lo hacen las compañías farmacéuticas”, afirma.
Para el desarrollo de un medicamento nuevo son necesarios protocolos de investigación que implican prolongadas y costosas pruebas clínicas. Además, las autoridades sanitarias aprueban el medicamento para su comercialización solo si éste supera la evaluación de su calidad, seguridad y eficacia. A cambio, el laboratorio farmacéutico obtiene una patente de exclusividad con una vigencia de 20 años.
Ese largo y costoso camino, que evitó el equipo de Dr. Castañeda con su estretegia de investigación, se verá reflejado en el precio final del medicamento. Actualmente, un frasco de tabletas de dapsona no cuesta más de cien pesos en el mercado nacional, de manera que la nueva presentación soluble tendrá un precio de venta accesible para clínicas y hospitales.
Minutos vitales
Gracias a su mecanismo neuroprotector, la dapsona soluble también ha sido aplicada con gran éxito por el Dr. Ríos Castañeda en el tratamiento de accidentes cerebro-vasculares, comúnmente llamados infartos cerebrales.
“Para los casos de infarto cerebral, en donde la muerte de neuronas ocurre de manera repentina, tenemos solamente unas horas para intervenir, por eso desarrollamos este fármaco inyectable, tenemos que meter el fármaco rápidamente al torrente sanguíneo: 12 horas es la ventana terapéutica en infarto cerebral y en lesión traumática de la médula espinal”, advierte el neurocientífico.
En México, los accidentes cerebro-vasculares son los responsables de uno de cada diez fallecimientos y en 2012 representaron la quinta causa de muerte, de acuerdo con estadísticas de la Secretaría de Salud. Lo ideal sería -dice el especialista- que el protocolo de emergencia haga obligatoria la aplicación de dapsona soluble al paciente en el trayecto del sitio del accidente al hospital.
Volver a caminar
De vuelta en el quirófano, Rubén tuvo la suerte de ser uno de los cien pacientes que han recibido en forma experimental la dapsona soluble, sólo unas horas después del sufrir lesiones de médula espinal o accidentes cerebro-vasculares. “A él le administramos la dapsona y tres meses después llegó al instituto, por su propio pie, impresionantemente bien recuperado, solamente traía un pequeño bastón, su recuperación fue espectacular, en muy poco tiempo”, califica el especialista.
El Dr. Ríos Castañeda prevé que la dapsona soluble estará disponible en el mercado mexicano en 2015. La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) otorgó ya el permiso correspondiente a Psicofarma, la compañía farmacéutica que fabricará la dapsona soluble bajo el nombre comercial de Dapsol, una marca registrada por la UAM, institución donde se desarrolló la fórmula.
Perfil del Dr. Ríos Castañeda
El doctor Luis Camilo Ríos Castañeda es académico del Departamento de Sistemas Biológicos de la Unidad Xochimilco y es autor de más de 160 artículos publicados en revistas internacionales especializadas.
Sus trabajos académicos y de investigación han sido citados más de 2 mil 900 veces. Desde 1994 forma parte del Sistema Nacional de Investigadores (SNI)