En el sistema nervioso hay una estructura que se llama núcleo supraquiasmático que está en el tercer ventrículo, y que se considera como el sitio que representa el reloj biológico en todos los mamíferos, incluyendo el hombre. En México se descubrió que cuando ese núcleo se daña o destruye se pierde el ritmo y el reloj biológico.
Las investigaciones del doctor René Drucker y su grupo de trabajo se hicieron en ratas porque tienen actividades muy bien definidas: son muy activas en la noche y muy poco activas en el día. Cuando algunas de esas ratas tenían alteraciones neuronales que afectaban su ciclo de sueño se podía graficar la cantidad de actividad día y noche. Así, cuando había una lesión que destruye el núcleo supraquiasmático, el ritmo y el reloj biológico se pierden, el animal ya distribuye su actividad equitativamente durante el día y la noche.
“Lo que hicimos fue un trasplante de células de esa zona de fetos y agarramos las neuronas de este núcleo supraquiasmático y lo trasplantamos, y los animales recuperaron su ritmo biológico. Con esto demostramos por primera vez en la escena mundial, que podías quitar y poner el reloj biológico a través de los trasplantes; publicamos eso en 1984”, indica el doctor Drucker, miembro del Seminario Permanente Las ciencias y las tecnologías en México en el Siglo XXI.
El estudio de la biología del sueño ha sido y sigue siendo un tema de trabajo que se mantiene en México.
“A partir del conocimiento acumulado desarrollamos la primera clínica de trastornos del sueño que hubo en México, en las instalaciones que tiene la Facultad de Medicina de la UNAM dentro del Hospital General. Encabecé ese proyecto cuando era jefe del Departamento de Fisiología en la Facultad de Medicina, y ahí hicimos la clínica de sueño que sigue existiendo”, indicó el neurofisiólogo mexicano.
Mediante este trabajo, México tiene el gran orgullo de haber identificado muchos procesos de esos dos sistemas e incluso sorprendió al mundo con algunas aportaciones originales para corregir las enfermedades del sueño.
En este país se describieron los cambios que ocurren en la actividad de los circuitos neuronales cuando una persona duerme y cuando está despierta. Pero también aquí se realizó el primer trasplante de células neuronales para corregir alteraciones graves del sueño, provocadas por daños neurológicos.
Raúl Hernández Peón, destacado fisiólogo mexicano en los años 50 y 60 –quien murió prematuramente en un accidente automovilístico en 1968— fue uno de los primeros que señaló que el sistema nervioso tenía dos sistemas antagónicos, uno el sueño y el otro de la vigilia, y que había que encontrar los mecanismos que producían el sueño primero y la vigilia después.