Manuel Martínez Morales
El potro da tiempo al tiempo
porque le sobra la edad
caballo viejo no puede
perder la flor que le dan
porque después de esta vida
no hay otra oportunidad…
Considerando:
- Que la locura ha sentado sus reales en nuestra sociedad y que, como síndrome peculiar de esta locura, se ha llevado la idolatría de la ciencia y la técnica hasta extremos peligrosos, al punto de considerar a hombres y mujeres como simples engranes de una gran maquinaria que opera sin ton ni son;
- Que la causa original de esta locura ha sido el olvido de que el objetivo de la vida humana es la dicha y la felicidad, y que se inventó aquello de que ganarás el pan con el sudor de tu frente solamente para que unos trabajen para otros que no sudan y se comen el pan de todos;
- Que para acentuar esa locura se nos ha conducido a la torre de Babel mediante los usos de las técnicas de la información y comunicación, en particular a través de las redes sociales donde todos hablamos al mismo tiempo en una multitud de lenguajes creando un ruidoso torbellino de palabras vacías de contenido que conducen a la incomunicación, aislándonos bajo la ilusión de que esta clase de intercambio nos hace ser miembros de una “comunidad”. Cada ser humano se reduce a su número de cuenta de facebook o twitter: ¿cuál es tu feis?
- Que a quienes ejercen el poder real en el mundo, y se apoderan de la riqueza producida por todos, les interesa mantenernos en este sopor estupidizante para que sigamos pedaleando dentro de las cajas de Skinner en que se han convertido escuelas, centros de trabajo y los lugares para la diversión y esparcimiento. todo con el fin de que alegremente sigamos produciendo riqueza para ellos, a cambio de las croquetas que nos lanzan cada vez que realizamos la tarea indicada; condicionamiento operante le llaman los conductistas;
- Que los centros educativos de todos los niveles, particularmente los de educación superior -donde se concentra lo más selecto de la intelectualidad, que es el grupo poseedor de los conocimientos para comprender la realidad y transformarla para el bien de todos- se han convertido en centros de adoctrinamiento para aceptar con aplausos la sumisión y la explotación de que somos objeto, convirtiendo a la academia en una cortesana complaciente hacia los poderosos.
- Que, por tanto, ya es difícil encontrar la verdad en los recintos académicos y ahora hay que buscarla en los barrios y comunidades hundidos en la miseria, donde la vida se abre paso a duras penas, buscarla en la mirada de los niños siempre con hambre, niños que no conocen otro horizonte que el mal vivir de su barrio o pueblo, y también en el llanto amargo de las mujeres que lloran por sus seres queridos muertos y desaparecidos, triturados entre los engranajes de esta máquina infernal conocida como neoliberalismo;
- Y que el planeta se está viniendo abajo por la descomunal e irrefrenable depredación y destrucción del medio ambiente -introduciendo tecnologías de alto riesgo como el fracking– provocado por la inhumana dinámica de la reproducción y acumulación de capital, que se impone sobre el bienestar humano.
Concluimos que es urgente detener la descomposición neuronal a que se nos empuja y recuperar la capacidad de autodeterminación y autonomía para individuos y comunidades, para lo cual convocamos a quienes compartan estas consideraciones a que hagamos nuestra la patafísica –ciencia paródica dedicada al estudio de las soluciones imaginarias y las leyes que regulan las excepciones- como punto de partida para alcanzar la comprensión de esta irracional catástrofe y estar en condiciones de detenerla.
Para que juntos procedamos a verter aquí, en este espacio tan triste como un campo sin tormentas, los números de nuestra negra suerte, y tender aquí en este plano blanquecino, la letra muda de aquella canción que nos parió hace billones de años en la entraña abstracta de algún cometa errante.
No hay otra alternativa que -con el sudor de nuestra alquimia, ebrios de tarde y borrachos de andar- echemos a la suerte nuestra vida en el calor de la tinta, con signos inocentes. También, necesario es descifrar con lujuria las ecuaciones de la luna decimal.
Si creen que divago, pregunten a cualquier borracho por las razones de Júpiter y atiendan con cuidado su vociferante respuesta. De lo más perdido de la conciencia saldrá la luz que alumbrará nuestro paso sobre el abismo. A este me he acercado sin atreverme a mirar su profundidad. Me hago pendejo caminando por la orilla, de aquí para allá; he ido y he venido buscando el son que acompañe mi canción siniestra –a la manera de Ducasse- con la rima del vuelo de los halcones de caza.
Los invito a que contemplen el desastre ya presente, y que intenten comprenderme cuando sin siquiera pensarlo, con fórmulas de miel, exhiba públicamente el secreto del átomo primordial. Prometo ayudarlos a comprender los vaivenes del poema negro inspirado en esta vida triturada por la miseria del capital.
Sin quererlo, ya sin voluntad alguna, en la cuadrícula del mal dibujaré al revés la flor de la esperanza.
Y aquí, en esta patria menos grande que un caballo, verteré la sombra para ahogar la risa, y hundiré la palabra en la blancura ardiente para atrapar un amor más pequeño que una hormiga. Abrazaré la tinta infame que escurre de la huella incandescente de un cometa.
Y escribiré con ella algunas cosas en las que nunca he pensado.
Sólo digo que lo haré...