Desde hace cuatro años, a través de la implementación de una herramienta científica que se apoya en el papel ecológico que por naturaleza cumplen los murciélagos frugívoros, se trabaja en la dispersión de semillas a través de su guano (estiércol); con ésta se está acelerando la sucesión ecológica de los ecosistemas.
Según el candidato a doctor en Ciencias Biológicas e integrante del Grupo de Investigación en Evolución y Ecología de Mamíferos Neotropicales de la Universidad Nacional de Colombia, Diego Casallas–Pabón, el país es el segundo del planeta más rico en murciélagos, con alrededor de 200 especies, después de Indonesia.
Este insumo fue más que suficiente para que el doctorando centrara su estudio en implementar refugios artificiales con el fin de albergar fauna y evaluar la lluvia de semillas que esparcen los murciélagos en su vuelo, con lo que se genera nueva vegetación.
Justamente esa relación entre plantas y dichos animales, que durante siglos ha permitido adaptaciones e interacciones que propician su coevolución, es la que ha ido observando el biólogo Casallas–Pabón en las investigaciones que adelanta en dos reservas naturales del Meta.
“Mi objetivo era aprovechar la característica de ‘reforestadores naturales’ que tienen los murciélagos, para incentivarlos a volar sobre áreas seleccionadas en esta zona del país, y así generar un escenario que favoreciera la recuperación de los ecosistemas”, asegura el estudiante Casallas–Pabón, quien además explica que, dependiendo de su origen o afectación, un bosque puede tomar hasta 70 años en recuperarse.
Refugios colonizados
Las reservas naturales Las Unamas y Rey Zamuro, ubicadas en San Martín (Meta), con cerca de 7.000 hectáreas (h) y gran diversidad de fauna, como puerco espinos, zorros, tigrillos, chigüiros, nutrias y murciélagos, fueron las zonas estratégicas para poner a prueba, a escala del paisaje, los refugios artificiales desarrollados.
Según el biólogo, los bosques se talan selectivamente, se empieza por los árboles más grandes, que son los que utilizan los murciélagos para habitar gracias a las grietas y orificios que se forman en ellos.
Considerando lo anterior, diseñó y construyó en láminas de fibroconcreto 36 cajas de 40 x 40 x 120 centímetros (cm) para simular el refugio natural de dichos mamíferos; después, las instaló en tres áreas con diferente cobertura vegetal: bosque, mata de monte y árbol aislado en potrero para evaluar su efectividad en relación con el aumento de la lluvia de semillas, la humedad y la temperatura en su interior.
Además, alrededor de los refugios ubicó 468 trampas de semillas y durante su observación pudo evidenciar cómo los murciélagos colonizaban estos sitios al convertirlos en espacios de alimentación y descanso durante su vuelo, de esta forma aumentaban la lluvia de semillas que esparcían; también identificó 38 especies de murciélagos, 47 % de ellas frugívoras.
El investigador señala que las cajas fueron colonizadas de la siguiente manera: las ubicadas en árboles aislados, en un 8 %; las de los bosques, 58 %, y las de matas de monte, 25 %.
“Estos resultados son muy promisorios. Ahora sigue aumentar la colonización de los refugios instalados en áreas abiertas y de potrero (en donde se registraron altas temperaturas que quizá impidieron la afluencia de dicha fauna), ya que, conforme avanza la deforestación, los refugios pueden ser un recurso limitante para los murciélagos en ecosistemas tropicales”, afirma.
Regeneración natural
En relación con la dispersión de semillas, el estudio reportó que géneros como Vismia, Solanum y Piper fueron esparcidas por los animales en medio del potrero y las matas de monte, muy lejos de los bosques de origen: “esto evidencia la importancia de la labor de los murciélagos en los procesos de dispersión natural”, resalta el biólogo.
De igual manera, con el estudio se encontró que la materia orgánica y las semillas que diseminaron los frugívoros voladores en árboles aislados y matas de monte mostraron ser equivalentes a las depositadas de manera natural en el bosque.
Lo ideal es que estas semillas pioneras lleguen a sitios como los potreros, lugares donde no estarían sin la ayuda de dispersores como los murciélagos. Por eso, con refugios en las matas de monte y los árboles aislados, estos frugívoros se verán obligados a alimentarse en los bosques, volar de regreso sobre dichas zonas y dispersar las semillas en esos suelos.
Así pues, el proyecto piloto del investigador Casallas–Pabón, bajo la dirección de la profesora Rosario Rojas, sigue dando resultados excelentes que favorecerán la regeneración de los maltratados bosques colombianos; por su significativo impacto ecológico, contó con el apoyo de la ONG Applied Biodiversity Foundation y el Programa de Conservación de Murciélagos de Colombia (PCMCo).
De otro lado, en el 2013 el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible registró la deforestación de 120.933 h de bosque natural en todo el país, la región más afectada fue la amazónica, con el 57 %, seguida por la andina, con el 22 %.
Las áreas de deforestación donde se concentra la mayor pérdida de bosque están en el Caquetá–Putumayo, Meta–Guaviare y el eje San José del Guaviare–Calamar.
A lo anterior, el Ministerio añade en sus informes que durante los últimos 23 años se ha presentado la desconexión entre la masa boscosa de la Amazonia y el bosque natural de la Cordillera Oriental, con la alerta de recuperar las zonas de piedemonte de la Amazonia y la Orinoquia.
UN/DICYT