Sandra Isabel Jiménez Mateos *
El 26 de agosto de 1920 el Congreso de los Estados Unidos (EEUU) aprobó la Decimonovena Enmienda a la Constitución, que estipula que ni los estados de los Estados Unidos ni el Gobierno Federal pueden negarle a un ciudadano el derecho de voto a causa de su sexo. Las mujeres norteamericanas se ganaban así su derecho al sufragio.
Sin embargo, esta no fue la primera vez que se autorizó el derecho al voto en los EEUU: En 1776 el Estado de Nueva Jersey (EE UU) autorizó accidentalmente el primer derecho al voto femenino (se usó la palabra «personas» en lugar de «hombres»), pero se abolió en 1807.
La intención de otorgar el voto a las mujeres se introdujo por primera vez al Congreso de EEUU en 1878, pero no fue aprobada, en esa ni en ocasiones subsecuentes, si no hasta 1920.
Aún en ese año, fue un camino largo, y no fue nada terso.
Alice Paul fue una figura central para que se diese la promulgación.
En 1916 el National Woman’s Party (NWP) 〈Partido Nacional de la Mujer〉 se enfrentó a Woodrow Wilson (quien buscaba organizar referendums en los distintos estados para la aprobación del derecho al voto de la mujer), quien fue reelecto presidente de los Estados Unidos ese año, por lo cual las activistas colocaron un campamento frente a la Casa Blanca con la intención de estar ahí hasta que se acordase que el Congreso de ese país fuese el encargado de aprobar la enmienda de las sufragistas.
A Alice Paul y su grupo las llamaron las «Centinelas Silenciosas».
En 1917, cuando EEUU entró a la Primera Guerra Mundial, la simpatía hacia las sufraguistas cambió, pues sus detractores ponderaron que en esas circunstancias debía darse todo el apoyo al presidente y dejar de lado las reivindicaciones particulares.
Las sufragistas fueron agredidas y tachadas de traidoras y al insistir en su movimiento Alice Paul junto con algunas otras activistas fueron detenidas y llevadas primero a la Cárcel del Distrito de Columbia, pero cuadno fueron demasiadas las trasladaron al llamado asilo Occoquan, donde las condiciones de internamiento eran deplorables.
La cárcel no detuvo a Alice Paul y sus compañeras, quien retomó la práctica de lo hecho en Inglaterra, cuando participó en el movimiento por el voto femenino en el Reino Unido: Iniciaron una huelga de hambre en la prisión.
Los guardias de la prisión fueron muy violentos contra las mujeres que protestaban de esa manera, lo que llevó a la reclusas que culminó en la «Noche del Terror», el 14 de noviembre de 1917.
El superintendente del Asilo Occoquan, W.H. Whittaker, ordenó a los casi cuarenta guardias que agredieran con toda la fuerza a las sufragistas, lo cual hicieron, golpeándolas con toda la fuerza incluso hasta dejarlas inconscientes. También las estrangularon y les ocasionaron numerosas fracturas y laceraciones.
Las brutales agresiones se filtraron a la prensa, lo que propició un apoyo creciente a las mujeres sufragistas encarceladas.
El 27 y 28 de noviembre de 1917, todas las manifestantes fueron liberadas, incluyendo a Alice Paul, que pasó cinco semanas en prisión.
La tensa situación que provocó las agresiones a las sufragistas llevó a que, finalmente alcanzaran su objetivo. El presidente Wilson anunció el 9 de enero de 1918 que apoyaba la Decimonovena Enmienda.
Pero tampoco ahí progresó, por lo cual se reanudaron las manifestaciones y la represión. Incluso el 16 de diciembre de 1918, los manifestantes comenzaron a quemar papeles con las palabras de Wilson en hogueras frente a la Casa Blanca. El 9 de febrero de 1919, los manifestantes quemaron la imagen de Wilson en efigie.
Para entonces el panorama política era ya diferente.
Alice Paul a través del Partido Nacional de la Mujer, instó a los ciudadanos a votar en contra de los senadores antisufragio en las elecciones en el otoño de 1918, lo que propició que después de las mismas la mayoría de los miembros del Congreso estaban ya a favor del sufragio femenino.
Así, la propuesta para otorgar el voto a la mujer por fin se aprobó en la Cámara de Representantes el 21 de mayo de 1919. De ahí pasó al Senado, donde se aprobó el 4 de junio de 1919. Luego se presentó a los Estados para su ratificación y esta tardó más de un año: El 18 de agosto de 1920, con el voto a favor de Tennessee se tuvo el visto bueno de los 36 estados que eran necesarios para asegurar la ratificación.
La Decimonovena Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos fue adoptada oficialmente el 26 de agosto de 1920.
Sin embargo la Decimonovena Enmienda quedó con fallas, pues no aseguraba el pleno derecho de voto a las mujeres afroamericanas, asiático-americanas, hispanoamericanas y nativo-americanas. Esto propició que Alice Paul (la activista feminista que impulsó la promulgación de la 19 Enmienda) y el Partido Nacional de la Mujer comenzaron a trabajar en la Enmienda de Igualdad de Derechos, que consideraron un paso adicional necesario para asegurar la igualdad
El inicio del voto femenino en el mundo
Sin embargo, el voto femenino sin restricciones se dio por primera vez en la historia del mundo, en Nueva Zelanda, en las Elecciones Generales celebradas el 28 de noviembre de 1893, gracias al movimiento liderado por Kate Sheppard
Durante el siglo XIX, el movimiento internacional por la reivindicación del derecho al sufragio femenino fue alentado y desarrollado por las mujeres sufragistas. Fue una corriente reformista social, económico y política que promovía la extensión del derecho a votar a las mujeres.
Este derecho fue reconocido como universal ya en el siglo XX, a través de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
En España fue reconocido por la Constitución de 1931 pero las mujeres no lo pudieron ejercer hasta las elecciones generales de noviembre de 1933.
En México, fue hasta el 3 de junio de 1955 que por primera vez las mujeres emitieron su voto en unas elecciones federales, el proceso para integrar la XLIII Legislatura del Congreso de la Unión.
Todavía hoy algunos países mantienen restricciones totales o parciales al voto femenino, como por ejemplo Arabia Saudita, Brunéi o los Emiratos Árabes Unidos.
* Investigadora académica del Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores Económicos y Sociales (IIESES), de la Universidad Veracruzana