La mayoría de las obras del narrador y ensayista veracruzano Luis Arturo Ramos no tienen final feliz, pues la realidad es así: “Soy honesto a mis necesidades e imperativos temáticos. Intento ser un escritor intuitivo. Escribo de lo que me interesa, lo que de alguna manera forma parte de mi visión del mundo y la realidad te dice que son infrecuentes los finales felices”, compartió.
En las novelas de Ramos siempre aparece muy preciso y definido el sitio donde está ocurriendo la historia, el tiempo, así como los personajes (que están de muchas maneras determinados por la época que les está tocando vivir).
“Si en este momento alguien está escribiendo una novela realista aquí en Xalapa, cómo puede dejar al margen lo que ocurre alrededor. Cómo puede dejar al margen la violencia, al gobernador que tenemos, toda una serie de elementos; esos personajes que no importa dónde están o dónde se mueven, a mí no me interesan para escribir ni para leer.”
De esto y más compartió Luis Arturo Ramos la noche del jueves 5 de junio en la Casa del Lago de la Universidad Veracruzana (UV), en un conversatorio que en su honor realizó la Dirección General de Difusión Cultural. En el evento también participaron los escritores Víctor Hugo Vázquez Rentería y Guadalupe Flores Grajales.
Vázquez Rentería y Flores Grajales (ésta también directora de la Facultad de Letras Españolas de la UV), analizaron la obra del escritor originario de Minatitlán (que abarca desde novelas, crónicas, cuentos y literatura infantil) y le preguntaron, desde muy diversos ámbitos, sobre su quehacer creativo.
Ramos compartió que Mario Vargas Llosa y Juan Rulfo son sus dos faros de la literatura. Más adelante también citó a Gabriel García Márquez.
Sobre el compromiso social hizo mucho hincapié: “Yo no entiendo la vida sino es como ciudadano, como ser humano, como persona; y por lo tanto no entiendo a escritores que de alguna manera no reflejan lo que piensan del mundo en el cual están ubicadas sus novelas”.
Para el autor de Los argentinos no existen (2005), las ideologías no han pasado de moda, por ello lo que le interesa escribir y leer debe tener una evidente posición política, más no “panfletaria, porque eso es antiliterario”.
De poesía y cuentos infantiles
Si bien la poesía es un género en el que Luis Arturo Ramos no ha incursionado, sí la considera lectura indispensable para los narradores, novelistas y cuentistas. “No saben de lo que se están perdiendo para utilizar la construcción de imágenes, la metáfora, la musicalidad en sus textos de prosa”.
Sobre su producción literaria infantil, refirió que es un reto y un desafío que a la fecha enfrenta, toda vez que se trata de narrar historias divertidas y gozosas a un público que no admite engaños.
“Una amiga me decía (no como reproche, yo lo entendía como elogio) ‘¿Por qué siempre escribes cuentos tristes?, tus finales son tristes’. Le dije que sí, porque creo que un niño tiene derecho a sentirse triste y a entender que no todo es Harry Potter y el final feliz y la magia. La vida te pone zancadillas, te da coscorrones, y no necesariamente todo se te va a cumplir.”
“Siempre ha existido la literatura Kleenex”
Luis Arturo Ramos, en breve entrevista para Universo, opinó que al igual que los medios de comunicación, hay literatura que ha influido en la sociedad para orientarla a la insensibilidad e inhumanidad.
“Siempre ha habido literatura light, la que llamo Kleenex –porque es como los pañuelos desechables, te suenas (la nariz) y lo tiras al cubo de basura–. Esa literatura tenía su sitio, pretendía nada más divertir y pasar un buen rato, el problema es cuando mucha gente cree que eso es la buena literatura.”
También expresó su desaprobación por la “literatura” que circula en las redes sociales (virtuales), principalmente vía el Twitter: “El ser humano es un ser lingüístico. La medida de tu vocabulario es la medida de tu mundo, si tú manejas 20 palabras, tu universo es de 20 palabras. En el Twitter caben 140 caracteres, con ellos puedes hacer una denuncia, pero no entender, ni especular, ni interpretar acerca del mundo”.
Ramos destacó lo importante que es la UV en su vida profesional, pues egresó de la Facultad de Letras Españolas; se ha desempeñado como director de la Editorial; de la revista La Palabra y el Hombre, incluso fue integrante de la Junta de Gobierno, por citar algunos cargos.
“Para mí la Universidad Veracruzana es fundamental”, concluyó el autor de Ricochet o los derechos de autor (2007) –quizá la única de sus ocho novelas con un final feliz