Una de las primeras vacunas desarrolladas en México fue la del rotavirus, y después de su lanzamiento en 2004, ha tenido dos impactos importantes: La reducción de la mortalidad, pues ahora las estadísticas de muertes por diarrea en México no son distintas a la de países desarrollados, y la disminución de las hospitalizaciones, ya que las atribuidas a rotavirus se redujeron en 80%.
Las dos vacunas registradas para rotavirus que existen actualmente fueron desarrolladas paralelamente y bajo dos conceptos diferentes: La vacuna de virus vivos atenuados, desarrollada bajo el método clásico en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán”, resultado de una investigación guiada por el doctor Guillermo Ruiz-Palacios y Santos; mientras que la otra se desarrolló en Estados Unidos y fue producida mediante métodos de ingeniería genética, basadas en las secuencias de aminoácidos en las cadenas de ácido desoxirribonucleico (ADN) que contienen la información genética con la cual el organismo patógeno produce la enfermedad.
Las vacunas vivas atenuadas se producen por medio de la modificación en el laboratorio de un virus o de bacterias patógenas –causantes de enfermedades. El organismo resultante tiene la capacidad de replicarse y producir inmunidad, pero no de causar la enfermedad. Estos microorganismos se atenúan o debilitan, generalmente por cultivos repetitivos.
Así el desarrollo de la vacuna en México consistió en replicar el rotavirus en una célula humana, atenuarlo y diseñar así una vacuna monovalente. “El concepto de monovalente significa que había una protección heterotípica, es decir, para todos los subtipos del rotavirus, por lo que si un niño se infectaba con un virus del serotipo tres, por ejemplo, la vacuna también inducia protección contra ese subtipo, además de otros serotipos del mismo virus y por eso se llamó monovalente, porque valía para todos”, explicó el doctor Ruiz-Palacios.
El problema con los virus
La problemática con los virus es que muchas veces experimentan mutaciones y las vacunas dejan de ser funcionales. Sin embargo, el rotavirus es muy “estable” aun cuando tiene cinco serotipos o subtipos, y existan recombinaciones (cuando ocurren combinaciones de genes entre dos moléculas de ADN).
“Estas recombinaciones ocurren periódicamente en países con altas tasas de infección gastrointestinal y de transmisión oral-fecal como en Bangladesh o India. La recombinación de varias cepas hace que cambie la estructura antigénica de los virus, incluso en estos virus que son “especie específicos”, exclusivos para bovinos, caprinos, porcinos y humanos. En México y en el sur de América los virus son muy estables y predominan los serotipos 1, 2 y 3 lo que hace que la vacuna monovalente sea muy eficaz.
Además, para probar la eficacia de esta vacuna, se hizo el estudio más grande nunca antes realizado y el cual involucró a 60 mil niños de toda América Latina, pues en palabras del infectólogo Ruiz-Palacios no basta hacer una vacuna eficaz, se tiene que corroborar la seguridad de la misma, por ello el costo económico tan alto de crear una vacuna.
“El primer intento fue hacer una vacuna recombinante a base de un virus de simio, y esto produjo efectos indeseables como el de intususcepción, que es el deslizamiento de una parte del intestino dentro de otra, y lo que ocurre en el bebé de dos meses es que cuando se le aplica la vacuna se produce una respuesta inmune, y muchas células que participan en la respuesta inmunológica como los linfocitos o las células plasmáticas llegan al intestino y aumentan el grosor de su pared y hace que se introduzca a la pared del intestino (como ocurre con los telescopios), siendo este un efecto muy grave para el bebé, es un evento que ocurre en bebés entre los dos y los ocho meses; pero se observó que había un exceso de casos y se tuvo que suspender la vacuna”, explicó el también Comisionado Nacional de los Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad.
Por ello, con la nueva vacuna creada con un virus humano atenuado, se tuvo que hacer el estudio en 60 mil niños, para probar que no presentaba ese efecto, el cual, según el experto, su aparición es muy rara.
A diez años de la producción de esta vacuna, el doctor Guillermo Ruiz-Palacios hizo notar que el proceso rompió con muchos mitos en relación con la producción de vacunas en el país, y agregó que afortunadamente el apoyo a la investigación en México cada vez es mayor.