De acuerdo con su acta de bautizo Carmelo Flores Laura nació el 16 de julio de 1890 en la comunidad de Frasquia, provincia Omasuyos, a 150 kilómetros de la ciudad de La Paz, en el altiplano de Bolivia y murió a las 21 horas del 9 de junio de 2014, poco antes de cumplir 124 años, por una diabetes tipo 2.
De acuerdo con esto fue un hombre que vivió en tres siglos (el XIX, el XX y el XXI).
Su nombre saltó a la fama mundial cuando se difundió que Evo Morales, el presidente de Bolivia, lo visitó el 16 de septiembre de 2013 y anunció su intención de que la empresa Récords Guinness lo reconociera como ‘»el hombre más viejo del mundo'».
Sin embargo “Gerontology Research Group” -Grupo de Investigación en Gerontología- (que como labor más notable tiene el seguimiento a supercentenarios, personas mayores de 110 años) afirmó que al momento de su muerte la edad de Carmelo Flores pudo ser de 107 años, pues sus investigadores localizaron un certificado de bautismo del 16 de julio de 1906 como la fecha de nacimiento de Carmelo Laura Mamani, diferente al nombre de Carmelo Flores Laura.
En cambio la Gobernación de La Paz lo reconoció como “Tesoro Humano Vivo” el 3 de septiembre del 2013, incluso antes de la visita que Evo Morales le hizo.
Carmelo era un indígena de la etnia aymara, quien sólo hablaba su lengua natal, el aymara, que esperaba la visita de Evo Morales porque así se lo habían anunciado, pero que se sorprendió cuando le dieron una pantalla de plasma de 32 pulgadas, alimentos y mantas y.
Evo Morales inició la solicitud ante el Record Guinnes para que declarasen al anciano aymara como ‘»el más longevo del mundo'», después de que el 13 de septiembre de ese año falleció el español Salustiano Sánchez, a los 112 años de edad, en Estados Unidos, donde residía desde hacía ocho décadas y que estaba registrado precisamente como el hombre más viejo del mundo.
De aceptar el Record Guinnes la edad de Carmelo Flores, se convertiría en la persona registrada en esa instancia que más ha vivido, pues hasta ahora reconoce a la francesa Jeanne Louise Calment como la persona que más vivió en el mundo, al haber nacido el 21 de febrero de 1875 y fallecidó el 4 de agosto de 1997 a los 122 años.
Cuando era apenas un bebé los padres de Carmelo Flores fallecieron y, a fines del siglo XIX, fue una tía quien lo creó junto a sus otros hijos en el mismo páramo altiplánico.
En su adolescencia encontró una apacheta —en los puntos más altos de la Cordillera— y decidió vivir allí. Como todo niño, aprendió a hilar la lana de oveja o de llama y, después, a tejer en telar para hacer pantalones y camisas. También hacía sandalias del cuero de llamas y usaba la piel de oveja para acomodar un lugar donde dormir.
Carmelo Flores narró que durante su juventud emigró y trabajó como peón en una hacienda. Luego combatió en la Guerra del Chaco (entre Bolivia y Paraguay, que inició el 9 de septiembre de 1932 hasta el 12 de junio de 1935 por el control del llamado Chaco Boral). A su regreso continuó trabajando como peón hasta 1952, año en que el Estado abolió el pongueaje y distribuyó las tierras entre los campesinos que las trabajaban.
Desde entonces, Carmelo Flores Laura vivió en la propiedad que le fue cedida. Se casó con Micaela, con quien –según sus palabras- estuvo felizmente casado. Micaela falleció presumiblemente a los 107 años de edad y con ella tuvo tres hijos, de los cuales –a su muerte- solo uno seguía con vida, Cecilio de 67 años, con quien vivía junto con uno de sus nietos.
Su dieta al momento de fallecer incluía papas normales y también deshidratadas, que en Bolivia se conocen como chuño, quinua (un seudocereal de los Andes bolivianos muy rico en proteínas), carne de los camélidos andinos, de ovejas, cebada, habas cultivadas en su comunidad que él mismo cocinaba y hojas de coca
También solía comer carne de zorrino o ‘»añatuya'» (en aimara) preparada como chicharrón al menos dos veces al año para no enfermar, y bebía agua del nevado Illampu, que tiene una altura cercana a los 5,700 metros y a cuyas faldas se encuentra su comunidad.
Su nieto René Flores, que fue quien anunció el deceso, refirió a periodistas en la ciudad de La Paz, que desde algún tiempo su abuelo se quejaba de dolencias en el pecho y la cabeza, lo que llevó a que lo internaran en el Hospital Arco Iris de La Paz, por problemas de desnutrición, deshidratación y digestivos, para luego regresarlo a su vivienda, donde finalmente falleció el lunes 9 de junio de 2014.
En agosto de 2013, Flores Laura fue diagnosticado con bronquitis aguda por lo cual fue hospitalizado en el nosocomio de Achacachi, en el departamento de La Paz, que en la época prehispánica fue capital de uno de los señoríos aymara. Desde entonces su salud empezó a deteriorarse.
“Nos decía: me duele el pecho; aún así viajó desde su pueblo hasta la ciudad. Le medicaron, pero seguía delicado”, contó René Flores
Escaso de oído y sin dentadura, pero aún con algo de vista, don Carmelo conservaba su lucidez y el buen humor, según contó Ramiro Narváez Fernández, director del hospital y responsable de la recuperación de su salud; respondió bien al tratamiento al principio, que fue combinado con medicina natural.
Tenía prisa por volver porque pensaba mucho en sus ovejas y en sus llamitas, pero “hace tres días que no quería comer nada, ni rogado”, refirió su hijo Cecilio, de 64 años, el último sobreviviente de los cinco hijos de don Carmelo.
El médico Adalberto Segales, del centro de salud de la comunidad de Frasquia, donde vivía el anciano, informó a los medios que Flores murió a las 21:00 horas del 9 de junio de 2014 por una diabetes tipo 2.
Le sobrevivieron, además de su hijo Cecilio y su nieto Rene, 13 nietos y 39 bisnietos.
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