Científicos cubanos alertaron sobre el incremento, desde comienzo de este mes, de la presencia de nubes de polvo del Sahara sobre gran parte de la isla, un fenómeno que se repite cada año en los meses de verano.
La llegada de ese polvo permite observar durante el día una tonalidad lechosa en el cielo, que en el caso de la ciudad de La Habana aparece cubierto por una bruma típica de la mencionada situación.
El doctor en Ciencias Físicas, Eugenio Mojena, del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología, dijo que esas condiciones deben prevalecer en los próximos días, por tanto la influencia de esa masa de aire caliente, seca y polvorienta mantendrá las temperaturas elevadas, con una reducción de las habituales lluvias de verano en horas de la tarde.
‘»La llegada cada año a la región del Caribe de grandes cantidades de partículas de polvo en forma de nubes generadas por las tormentas de arena del desierto del Sahara tiene un marcado impacto desfavorable sobre diferentes ecosistemas marinos y terrestres, y la salud humana en general'», afirmó Eugenio Mojena, del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología.
Tras viajar miles de kilómetros, llegan al Caribe millones de toneladas de polvo desde el desierto del Sahara, luego de atravesar el Océano Atlántico y traer a la región un aire muy seco.
Mojena señaló que ese polvo ‘»contiene hierro, sal, sílice y otros compuestos minerales, además de contaminantes orgánicos persistentes, virus, hongos, bacterias, y ácaros patógenos, capaces de dañar al hombre, las plantas y los animales'».
El experto aseguró que ‘»de acuerdo con estudios recientes, las grandes oleadas de polvo que llegan anualmente al Caribe repercuten en el declive de las poblaciones de arrecifes coralinos caribeños, al ser estos atacados por un hongo endémico del suelo africano, transportado por ese tipo de nube'».
Según Mojena, el polvo que viaja por las altas capas de la atmósfera terrestre también causa el aumento de enfermedades en mamíferos marinos, los denominados episodios de marea roja asociados a grandes floraciones de algas, muchas de ellas tóxicas, y en la aparición de plagas en el arroz, frijoles, frutales, caña de azúcar y otros cultivos.
El fenómeno, originado desde el mayor desierto del planeta, es normal en este período del año, especialmente en los meses de junio, julio y la primera mitad de agosto, época en la que las nubes transportan partículas que viajan a más de tres kilómetros de altura, en el Atlántico, movidas por los vientos alisios.
Esa ‘»lluvia'» de polvo no es única del caribe, pues también se reporta en Europa y Estados Unidos.
Por lo general, esos fenómenos aumentan el calor y disminuyen las precipitaciones, aunque en el caso del archipiélago cubano, en su peculiaridad de islade gran tamaño, se pueden seguir originando los procesos de lluvias, debido al calentamiento diario.
El fenómeno más curioso asociado son amaneceres y atardeceres muy hermosos, de cielos con una tonalidad más rojiza, ya que cuando el Sol se pone tiene que atravesar la nube de polvo y se refracta más el color rojo.
La isla está ubicada geográficamente en la llamada zona de los grandes desiertos, que coincide incluso con el del Sahara, por lo que aquí se recibe la misma cantidad de irradiación solar que en esa zona.
En los últimos años, el país ha vivido una etapa de sequía, que se inició en noviembre de 2008 y se mantuvo durante 2009, año que clasificó como el cuarto con menos lluvias en 109 años.
Las autoridades han advertido que la sequía es un fenómeno acumulativo que requiere de grandes inversiones para enfrentarlo pues hay que construir canales, mejorar embalses y renovar acueductos, tareas todas que demandan cifras millonarias.
Los científicos cubanos, por su parte, han alertado que ese es un evento climático que no cesará completamente en el país, a pesar de los períodos lluviosos, habida cuenta de la ubicación geográfica del archipiélago.
Esa advertencia ha hecho que las autoridades apliquen o estudien la aplicación de programas permanentes que alivien ese fenómeno climático, porque, como aseguran los especialistas, ‘»lo mejor es adoptar medidas anticipativas'».
Entre 2004 y 2005 el país sufrió la más grave sequía de los últimos cien años, cuando la capacidad embalsada disminuyó hasta casi el 27 por ciento, lo que obligó a distribuir agua con camiones cisternas a más de un millón y medio de personas.