Marcelino Arias Sandi, director de la Facultad de Filosofía, planteó que los investigadores abordan la historia a partir de intereses y preocupaciones del presente, al participar en la 36ª Semana del Historiador de la Facultad de Historia de la Universidad Veracruzana (UV).

Debemos entender que la selección de lo que uno quiere estudiar se determina por los intereses y las preocupaciones del presente, es imposible no verlo desde nuestro propio horizonte, expresó el académico durante su ponencia “Hermenéutica e historicismo. El problema de la historia en el tiempo”.

El punto de contrastes entre el historicismo y la hermenéutica es un tema clave ya que se relaciona con el prejuicio positivo de la historia, así como de la noción de neutralidad en el investigador.

Explicó que el planteamiento acerca de la hermenéutica como una metodología y un procedimiento de investigación se origina en Heidegger y continúa hasta la fecha.

“Cuando queremos estudiar algo del pasado puede haber dos visiones, una de ellas, la historicista, que plantea al tiempo como un abismo que hay que salvar, y al salvar esta distancia del tiempo podremos llegar a entendernos; esto significa de manera coloquial ponernos en los zapatos del otro, es decir, que si logramos pensar con los conceptos, las categorías y las ideas, el espíritu de época que queremos estudiar, entonces salvamos la distancia en el tiempo frente a la cual estamos y podríamos conocer de mejor manera tal momento.”

Por otro lado, dijo, “la hermenéutica filosófica plantea que la distancia en el tiempo no hay que salvarla, hay que reconocerla, que efectivamente hay una enorme distancia con aquellos que queremos estudiar y reconocer la distancia nos permitirá reconocer nuestro papel y nuestro horizonte de comprensión y cómo nos estamos acercando hacia cualquier estudio de un evento del pasado”.

Cuando se habla de hermenéutica se asume que la comprensión y la interpretación sean sólo un modo ontológico y trascendental de interpretar textos y hechos históricos, no obstante también se asume como un rasgo ontológico, esencial, del modo de ser del humano, expresó.

“Este giro ontológico va a afectar ciertas concepciones en torno a nuestra relación con la realidad y con lo que pasa en ella, porque como efecto último recae en las pretensiones de objetividad.”

Arias Sandi recalcó que “no se trata de eliminar la idea de objetividad sino recalificarla desde lo que hace posible una objetividad”, en ese sentido añadió: “Hay que reconocer que el propio tiempo del sujeto determina el modo de aproximación y de algún modo no es posible separarse del horizonte de sentido propio con la finalidad de llegar al pasado”.

Esto significa que se anula la posibilidad o el planteamiento respecto a que nos acercamos con una posible neutralidad para saber lo que dicen los hechos del pasado, anulando así la propia subjetividad y la idea de nuestro propio presente en la lectura del pasado; además, reconocer esta idea de distancia en el tiempo nos brinda una posibilidad productiva y positiva de comprender los hechos del pasado desde nuestra perspectiva contemporánea.

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