El adelanto de la sucesión de Joseph Ratzinger representa una acción práctica hecha por un líder inteligente, visionario dentro de la ortodoxia y conocedor de la situación crítica que vive la iglesia, por ello su interés en participar del proceso de sucesión mediante la gran influencia que tiene dentro del Colegio Cardenalicio y poner a un sucesor a la altura de las circunstancias.

 

El doctor en antropología Carlos Garma Navarro, profesor-investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), señaló lo anterior y advirtió que Benedicto XVI asume que el nuevo Papa tiene que viajar y tratar de que la iglesia recupere su papel como actor político.  

 

Lo que se revela, subrayó el investigador, es su preocupación por el devenir de una organización milenaria, por lo que quiere influir en que se escoja a alguien de su misma línea: igual de conservador y ortodoxo, pues “no podemos olvidar que él estaba encargado de la oficina de la propagación de la fe, es decir, cuidaba de la ortodoxia de la Iglesia como Institución”.

 

El especialista en antropología simbólica y de la religión explicó que Joseph Ratzinger busca detener el proceso donde el Sumo Pontífice simplemente se convierte en un símbolo de los grupos de poder dentro del Vaticano, como fue el caso de los sacerdotes pederastas, quienes durante el periodo anterior “se escaparon de las manos”.

 

En cuanto a lo controvertido de su papel frente a los escándalos en la Iglesia, Garma Navarro apuntó que contrariamente a lo que se cree, el Papa actuó hasta donde pudo dentro de los límites institucionales contra los grupos acusados de pederastia.

 

Sus acciones al respecto fueron lógicas, continuó, dentro de lo permitido por el sistema. Desde el ámbito civil pudiera parecer de corto alcance, pero desde el punto de vista institucional fue el primero en ponerlos en línea, porque requería fortalecer a la iglesia y necesitaba “limpiar la casa”.

 

En contraposición, el poder que tenía el grupo de Marcial Maciel es algo que difícilmente se puede imaginar, incluso aquí estaban fuertemente infiltrados justo porque Juan Pablo II había prácticamente abdicado de una acción directa y éstos grupos hicieron lo que quisieron.

 

En Europa la situación de la iglesia es mucho más crítica que en Latinoamérica. Los templos están abandonadas, la gente ya no va a los servicios y en muchas partes se han aplicado legislaciones contra las enseñanzas de esta institución: matrimonios gay, legalización del aborto y eutanasia, lo cual es preocupante para una instancia que quiere mantenerse como una entidad global. El reto por tanto es mantener los elementos que le han permitido sobrevivir hasta ahora.

 

Explicó que hay tres cardenales mexicanos que van a participar: Norberto Rivera, el ex obispo de Guadalajara Juan Sandoval Íñiguez y José Francisco Robles. Ninguno es papable por no tener los elementos, particularmente Rivera por el caso Marcial Maciel, a quien tanto protegió.

 

Lo más probable, indicó, es que sea un candidato centroeuropeo y más aún que se decidan por un italiano. Pero lo importante es que siga la línea de su predecesor y mantenga a la Iglesia como una institución que se enfrenta a un mundo cada vez más hostil.

 

La tarea para el nuevo pontífice implicará la defensa de algunas circunstancias de los derechos humanos, cuando a la iglesia le convenga; la evangelización de las culturas, y mantener una entidad global.

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