Un equipo de científicos de dos centros italianos –la Universidad de Turín y el Instituto Agrario San Michele– ha publicado un estudio en la revista Trends in Biotechnology en el que aseguran que las frutas transformadas sin genes extraños podrían tener mayor aceptación en la sociedad que los organismos genéticamente modificados (OGM), especialmente en Europa.
«El simple hecho de evitar la introducción genes foráneos hace que los cultivos modificados genéticamente sean más ‘naturales’ que los cultivos transgénicos obtenidos mediante la inserción de genes extraños», declara Chidananda Nagamangala Kanchiswamy, investigador del Istituto Agrario San Michele y coautor del trabajo.
Por ejemplo, los cambios en las características de las frutas pueden hacerse a través de pequeños retoques genéticos diseñados para aumentar o disminuir las cantidades de los ingredientes naturales que las células de la planta ya producen.
La ‘edición» del genoma de la fruta ya es posible hoy en día debido a la llegada de las nuevas herramientas como las denominadas CRISPR y TALEN, además de por el conocimiento extenso y creciente de los genomas de las frutas.
Hasta ahora, estas herramientas de transformación sin agentes extraños no se han aplicado a la modificación genética de los cultivos de frutas. De hecho, la mayoría de las plantas de cultivo de frutas transgénicas se han desarrollado utilizando una bacteria de las plantas para introducir genes extraños. Solo se ha comercializado de esta forma la papaya, también debido a la estricta regulación en la Unión Europea (UE).
«Nos gustaría que la gente entienda que la mejora de cultivos a través de la biotecnología no se limita solo a los transgénicos», añade Nagamangala. «La transferencia de genes foráneos fue el primer paso para mejorarlos, pero una estrategia ‘natural’ es utilizar la biotecnología para un futuro sostenible en la agricultura”, concluyen.
Por último, los científicos argumentan que una planta genéticamente modificada mediante la inserción, eliminación o alteración de los genes de interés existentes, incluso podría considerarse como “no genéticamente modificada”, dependiendo de la interpretación de la Comisión de la UE y los reguladores de los Estados Miembros.
Referencia bibliográfica:
Kanchiswamy et al. «Looking forward to genetically edited fruit crops». Trends in Biotechnology 1186: 1–3.
(SINC)