Los ritmos biológicos son oscilaciones en fenómenos biológicos, bioquímicos o conductuales con repetitividad a cada cierto tiempo en los organismos, mismos que se acoplan a señales ambientales y sus parámetros se ajustan de acuerdo a la programación del reloj biológico, comentó la académica Elvira Morgado en la charla que impartió en el auditorio de la Facultad de Biología de la Universidad Veracruzana (UV).

La investigadora explicó que estos ciclos pueden ser ultradianos (más de un ciclo por día), circadianos (de aproximadamente un día) e infradianos (menos de un ciclo por día), y compartió cómo los estudia en el laboratorio.

Destacó que trabaja con ratones y conejos, con especial atención en estos últimos y su comportamiento cuando son recién nacidos.

Ante el planteamiento de dos cuestionamientos básicos en torno de la sincronización circadiana en los conejos (¿es influida por señales alimenticias solamente?, ¿por señales procedentes de la madre?), centró su atención en la circunstancia aparentemente más importante: la presencia del alimento en el organismo de los animales.

Tras mostrar la forma de inducir una fórmula láctea de manera intragástrica (mediante cirugía) en algunas crías de conejo, y de alimentarles así en periodos de 24 horas, los conejos evidenciaron una intensa actividad anticipatoria a la ingestión artificial. El objetivo, indicó, fue mostrar la inducción de oscilaciones diarias en la actividad locomotora, la concentración de glucosa, secreción de corticosterona y expresión de PER 1 y FOS (proteínas codificadas) en la estructura hipotalámica de la cría de siete días de nacida, en respuesta a la periodicidad alimentaria.

Las conclusiones fueron que la inducción artificial de la fórmula láctea, en lugar de la leche de la madre, sí es capaz de sincronizar la actividad locomotora y la concentración de glucosa siguió un ritmo inducido por la hora de la administración láctea con valores que indicaron niveles normales de glucosa en la sangre. Este procedimiento también fue capaz de sincronizar el ritmo circadiano de secreción de corticosterona en los animalitos.

El núcleo supraquiasmático (NSQ) de los conejos no fue afectado, ya que mantiene su actividad independiente de la hora de alimentación, misma que parece seguir un ritmo impuesto por señales de la madre in utero. En el mismo contexto, quedó evidenciado que el alimento es un importante sincronizador en la actividad de núcleos cerebrales implicados en la ingestión.

Desde luego que quedan detalles importantes por analizar, indicó Morgado, como la desincronización con sus efectos metabólicos neurales, en conejos alimentados a diferente hora con leche materna vía cánula.

Finalmente, la investigadora indicó que esta charla se apoyó en el material con que elaboró sobre su tesis de Doctorado en Neuroetología por la UV, sobre la experiencia de un trabajo desarrollado en el Centro de Investigaciones Biomédicas de la misma institución.

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