Más de 50 por ciento de las infecciones por dengue –enfermedad viral trasmitida por la picadura del mosquito Aedes aegypti– son asintomáticas, pero ello no significa que la trasmisión de este padecimiento se inhiba o disminuya, porque se ha demostrado que los asintomáticos son capaces de trasmitir el virus, sostuvo el doctor José Ramos Castañeda.
Al dictar la conferencia Estrés de retículo endoplásmico e infección por virus del dengue en células de mosquito en la Unidad Cuajimalpa de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), el especialista refirió que en el sureste asiático (Indonesia, Tailandia y Vietnam, entre otros países) mueren 12 mil personas al año a causa de este virus.
El doctor en Ciencias por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), cuyas investigaciones se centran en el estudio de los determinantes moleculares de la virulencia del virus del dengue, explicó que en los estados de Chiapas, Yucatán, Oaxaca, Guerrero, Colima y Michoacán, entre muchos otros (en general todos los situados en las costas del Pacífico, el golfo de México y el Caribe) existe una proporción grande de casos de dengue que no son reportados.
“Independientemente de si los números son como los envía la Secretaría de Salud (SS), la tendencia es que sí hay más casos de dengue hemorrágico ahora que hace 10 años”, consideró.
El investigador del Instituto Nacional de Salud Pública reconoció que el programa de control vectorial de la SS se basa en las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, desde donde se desarrollan políticas concretas como las campañas de “Patio limpio” y “Escuela saludable”, cuyo impacto a largo plazo no ha sido evaluado.
Indicó que el control del mosquito implica una política de promoción de salud que no sólo haga énfasis en la eliminación de criaderos, sino que permita a la población identificarlos como tales.
Agregó además que los programas de control de dengue son caros, ya que el costo del insecticida es elevado, y se requieren camionetas para realizar las nebulizaciones con por lo menos cuatro personas por brigada. Sin embargo, no existen evidencias contundentes de que la disminución de los mosquitos reduzca la aparición de casos nuevos de dengue”.
“Es probable que para que se inicie la transmisión del dengue, sólo sea necesario una proporción muy pequeña de mosquitos, así que, aun sí el programa de control vectorial tuviera 99.9 por ciento de eficiencia en la intervención, de todos modos no se interrumpiría la cadena de trasmisión”.
Precisó que “a menos que haya una intervención como la vacuna no se va a lograr disminuir la incidencia y evitar el dengue”. Existen varias vacunas en proceso y una de ellas ha sido probada como segura en el sureste asiático, donde es un problema social importante, porque quienes mueren son los niños.
Dijo que en México se ha probado esa vacuna en Morelos, Veracruz y Yucatán, entre otros, y que en los estudios clínicos de seguridad realizados se está analizando su eficacia para saber si se pueden prevenir casos. “Probablemente en unos dos o tres años ya haya resultados que podamos interpretar”, concluyó.