
Los pacientes infectados por SARS-Cov-2 parecen estar protegidos durante un mínimo de ocho meses frente a una nueva infección. Sin embargo, tanto en Brasil como en Sudáfrica se ha descrito una protección inferior. Esto está probablemente ligado a la aparición de variantes virales con alta prevalencia en esos países (P1 y B.1.351, respectivamente).