Hoy en día existe una revolución científica y tecnológica que avanza a gran velocidad, lo cual hace que los saberes no queden ya constituidos ni establecidos sobre una base de carácter segura, por lo que es necesario comenzar a pensar y repensar la educación y hacer saber que se puede acceder al conocimiento por diferentes vías.

Así lo afirmó el experto en temas de planeación educativa, Guillermo Garduño Velasco, profesor investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Campus Iztapalapa, durante la conferencia “Sistemas de gestión universitaria” que ofreció en el Coloquio Internacional de Cuerpos Académicos y Grupos de Investigación en Análisis Organizacional, organizado por la Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad Veracruzana (UV).

El también Doctor en Sociología por la UNAM se remontó al nacimiento de las universidades e indicó que la idea que les dio origen ha ido avanzando con el tiempo para pasar del ámbito de su estructura tradicional hacia nuevos planteamientos.

Apuntó que primero buscaron garantizar su pertinencia en donde el conocimiento y el saber pudieran ser discutidos, y fue hasta el siglo XIII de nuestra era, 200 años después de su aparición, cuando se diseminaron por el continente europeo y cuando el Papa Inocencio III reclamara la intromisión necesaria en las universidades.

Más adelante se refirió al tema de la gestión universitaria en el tiempo, mencionando que en cuanto a la organización del conocimiento, en 1551, giraba en torno a la teología que posteriormente derivó en la composición de sus especialidades como son: Teología, Derecho, Medicina, Ingeniería, Arquitectura, Jurisprudencia, Teneduría de Libros y Agricultura.

Garduño Velasco, quien ha trabajado además en temas de educación militar, estrategias y organización militar y seguridad pública, señaló que la universidad en México se agrupa alrededor de la ciencia bajo los principios y ordenamientos del positivismo, por lo que recupera las diversas profesiones liberales –con exclusión de teología–, mismas que giran en torno a la creación de la Universidad Nacional de México, en 1910, y para 1929, bajo la presidencia de Emilio Portes Gil se le otorga el régimen de autónoma.

Siguiendo una línea descriptiva de los procesos de innovación del sistema universitario en México, expresó que los consejos universitarios aparecieron como órganos máximos de decisión con representantes del profesorado y alumnos, quienes eran los encargados de la reglamentación y aprobación de los planes y programas de estudio.

Se refirió a la creación de los sistemas de enseñanza abierta como una propuesta para hacer frente a la gran demanda de la población que no tuvo acceso, en su periodo escolar, a la universidad, basado en un modelo intradisciplinario en el que el maestro es básicamente un asesor que periódicamente se consulta, y el alumno es el actor principal de su aprendizaje.

“En cuanto a la tradición, somos una institución milenaria y una comunidad literaria, ése es nuestro orgullo, pero al mismo tiempo no podremos hacer uso de esa gran tradición sin renovarla, sin transformarla, sin ubicarla justamente en las posiciones y en las ideas del momento.”

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